PEÑA CARESES + CUEVA DE SAN PEDRÍN (Sariego – Siero)

NUESTRA RUTA

Salimos de Gijón en coche a las 10:45 horas. En solo veinticinco minutos ya estábamos estacionadas junto a unas naves cercanas a Careses. Los últimos setecientos metros de la carretera no tenían línea divisoria de ambos carriles pero eran lo suficientemente anchos para que pasaran dos vehículos sin problema.

Cambiamos los playeros por las botas de monte impermeables porque esto es Asturias y muchos de los senderos suelen estar bastante embarrados.

Puesto que en esta ruta no hay apenas señalización y hay que tomar bastantes desvíos, no voy a ir señalando con fotos cada uno de ellos como hago habitualmente para no saturar el post, sino que los dejaré todos marcados en mi mapa de Google Maps. Pasando dicho mapa a la app Maps.me (que es la única que usé durante todo el camino porque indica muchísimos más senderos que Google Maps) con estas sencillas instrucciones y tomando como apoyo el track de Wikiloc, no deberíais tener ningún tipo de problema en seguir nuestros pasos.

Iniciamos la aventura a las 11:20 horas con mucho frío y mucha niebla. Esperemos que despeje ya que las previsiones climatológicas eran muy buenas.

Avanzamos por el camín de Peña Careses a través de una vía asfaltada. La mayor parte de la ida hasta la peña será a través de caminos o carreteras de hormigón, lo que hace que la ruta de por sí ya pierda mucho encanto. Encontramos alguna señal puntual del «PR AS – 216: el camín de Careses”» así como las líneas paralelas blancas y amarillas de “PR” (pequeño recorrido).

A medida que nos acercamos hacia peña Careses la niebla empieza a despejar dejándonos bonitas panorámicas del que es nuestro objetivo el día de hoy.

Avanzamos por una zona muy tranquila con múltiples animalitos de granja y con unas vistas que mejoran a cada paso.

En el camín de la Viona atravesamos el túnel de Aveno, perteneciente a un antiguo proyecto ferroviario de finales siglo XIX para la evacuación del carbón de la Cuenca del Nalón hacia el puerto de El Musel en Gijón, que nunca llegó a finalizar. Tienen hasta un pequeño Belén en la entrada del túnel.

Nos encontramos señalizado un desvío en el que indica que a mano derecha se encuentra el Camino de Santiago de Pola de Siero y Oviedo, pero nosotras seguiremos de frente en busca de la cueva de San Pedrín.

El acceso hasta la cueva, bien señalizado, está muy embarrado. Suerte que traemos nuestras botas de monte impermeables.

Se puede recorrer la cueva hasta el final para salir por el acceso sur. Hay agua cubriendo el interior pero unas rocas estratégicamente colocadas permiten atravesarla sin problema. Además venimos bien provistas con mi linterna frontal para poder ver la cavidad en toda su magnitud. 

En este entorno tienen lugar las fiestas de san Pedrín de la cueva, fiesta declarada de Interés Turístico del Principado de Asturias. La celebración incluye una misa en el interior de la cavidad que cada año atrae a un gran número de visitantes.

Quizás porque es una cueva con bastante uso humano, me da la sensación de que está bastante destartalada con trozos de madera tirados y plástico negro por todo el suelo. Por este motivo la visita a la caverna me ha parecido bastante prescindible, excepto para sacar alguna foto puntual.

Al salir de la cueva por el acceso norte (por el mismo que entramos) debemos tomar la carretera AS 331 – Castro Fumarea e ir por el arcén durante más de un kilómetro y medio en el que para mí fue el tramo menos vistoso de la ruta.

Donde finaliza la señalización del pueblo de Castañera, elegido pueblo ejemplar de Asturias en el 2008, encontramos un posible lugar para dejar el coche en el que entraría un solo vehículo. Sería una alternativa si queréis ahorraros todo el camino hasta aquí. Además, mientras escribía este post descubrí que justo donde está ubicada en la foto inferior la señal de Castañera, se puede tomar un atajo hacia peña Careses.

Nosotras desconocíamos ese atajo por lo que abandonamos la carretera tomando el desvío hacia La Collada por el camín de Puerte Campu. A trescientos metros divisamos la bifurcación hacia peña Careses, en la que no hay una señalización de la peña, sino un mapa del concejo de Sariego.

Avanzamos por una pista ganadera con bonitas vistas a los montes que nos rodean. 

Para acceder a peña Careses sí que hay una indicación de “cumbre peña Careses – 265 metros”. Es necesario abrir una verja cuya finalidad es evitar que se escape el ganado. Nosotras nos encontramos con dos sociables caballos.

Este es el único ascenso mínimamente “complicado”, que en realidad se hace sin ningún tipo de dificultad. El camino está marcado entre la maleza por pisadas de anteriores senderistas. Nosotras nos ayudamos con los bastones del trekking. Los que yo uso son los más básicos del Decathlon. Los tengo desde el 2018, me costaron solo 4,99€ cada uno y me van de lujo.

Llegamos por fin a la cumbre a las 14 horas, después de más dos horas y media de caminata pero habiéndonoslo tomado con muchísima calma puesto que mis acompañantes son sexagenarias. Las panorámicas desde lo alto son un auténtico espectáculo y más con el día tan bonito que tenemos. Cumplen ampliamente con mis expectativas. 

No sabíamos que desde aquí se podía ver Gijón en su totalidad, aunque bastante lejos como para poder sacar unas fotos de calidad.

Dedicamos una hora y media a hacer nuestro picnic y a disfrutar de la paz de un lugar tan espectacular. Además tuvimos la suerte de que solo había otras dos senderistas por la zona, por lo que prácticamente tuvimos la peña en todo momento para nosotras tres solas. Es una pasada tener un paraje así a solo media hora en coche de Gijón.

Iniciamos la bajada a las 15:30 horas. Una vez que dejamos atrás la verja que resguarda a los caballos, tomamos el camino opuesto por el que hemos venido. Durante gran parte de este tramo sí que hay señalización para llegar hasta peña Careses. Descendemos serpenteando por en medio de un bosque a través de un bonito y estrecho sendero con un desnivel bastante pronunciado. Entre las rocas con verdín y las hojas húmedas, hay zonas bastante resbaladizas. Me alegro de haber hecho el trayecto en sentido antihorario, porque hacer la subida por aquí hubiese resultado algo más complicado y quizás demasiado intenso para mis compañeras de aventura. (Las fotos no representan para nada la realidad de lo que os comento)

Cuando llegamos al enorme cartel que señaliza el desvío hacia la cumbre de peña Careses, tenemos dos opciones:

• Retomar en pocos metros la carretera que nos condujo hace unas horas hasta nuestro objetivo.
• Continuar por el camín del Caleyón dejando atrás la boca sur del gran túnel de La Viorna, uno de los varios del fallido trazado ferroviario carbonero de finales del siglo XIX. Está prohibido acceder a su interior porque su parte central se ha derrumbado.  

Consideramos que ya hemos tenido bastante tramo de carretera por hoy por lo que decidimos elegir la segunda opción.

Nos encontramos con un pronunciado ascenso a través de un coqueto sendero que nos deja hermosas panorámicas durante gran parte del camino. Me alegro de haber elegido esta segunda alternativa porque me ha parecido preciosa a pesar del barro y de los charcos que dificultaban por momentos la travesía.

Finalizamos la aventura a las 17 horas después de casi seis horas, pero os recuerdo que nos lo hemos tomado con muchísima calma por lo que no podéis tomar nuestros tiempos como referencia. Aunque el camino de ida con tanto tramo asfaltado no fue especialmente llamativo y la cueva me parece bastante prescindible, es cierto que si hubiésemos hecho la ida y la vuelta por el mismo lugar, la subida hubiese sido mucho más intensa. Me gustó mucho el sendero de vuelta con preciosas panorámicas, así como llegar a la cima de peña Careses, que con una altitud de solo 556 metros tenía unas vistas espectaculares de 360 grados. Además, pese a estar a 18 de diciembre, el clima no hubiese podido ser mejor, por lo que me marcho encantada con la que probablemente sea mi última ruta del 2023.