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  • DE PASEO POR LA COSTA ORIENTAL ASTURIANA – COBIJERO, MIRADOR DE LA BORIZA, PLAYA DE CUÉ, PLAYA DE GULPIYURI, PLAYA DE CUEVAS DEL MAR, PLAYA DE SAN ANTONIO DEL MAR, BUFONES DE PRÍA

    Domingo 2 de enero de 2022

    INTRODUCCIÓN

    Hoy vamos a explorar un poco el oriente asturiano. Empecé a recorrer Asturias (mi tierra) en profundidad a raíz de la pandemia y el confinamiento. En estos ya casi dos años me he decantado más por el occidente y por la zona centro. Para mí la costa oriental asturiana es una zona bastante desconocida, entre otras cosas porque el hecho de que sea tan turística siempre me ha echado para atrás; eso, y que sea una locura aparcar en temporada estival. Por ello hoy queremos aprovechar que acabamos de entrar en enero para empezar a descubrir las maravillas que estoy segura que esconde esa parte de la tierrina. Espero que por ser estas fechas apenas nos crucemos con gente porque reconozco que, para mí, cualquier visita por maravillosa que sea siempre pierde gran parte de su encanto cuando está masificada.

    Pese a que siempre hago hincapié en el tema de los parkings, quizás porque a mí no me gusta conducir y me pongo nerviosa cuando me dirijo a cualquier destino sin tener clarísimo que voy a poder estacionar el coche sin problema, en el día de hoy me parece bastante relevante este tema ya que, como os digo, durante varios meses al año la zona del oriente se masifica de tal forma que aparcar un vehículo se convierte en una misión imposible.

    MAPAS

    Todos los puntos visitados a lo largo de hoy están recogidos en este mapa de «Asturias – De oriente a occidente»ver mapa.

    Para PASARLO A LA APP MAPS.ME (que es la que me guía en todos mis viajes y rutas por mostrar mucho mejor los senderos que Google Maps y por funcionar a la perfección sin conexión) solo tenéis que seguir estas instrucciones.

    COMPLEJO DE COBIJERO O COBIJERU

    Salimos de Gijón en coche a las 10.10 horas. Nos acompaña un día despejado con una temperatura de 8°. Nuestro primer destino del día es el complejo de Cobijero o Cobijeru (en asturiano), declarado Monumento Natural de Asturias.

    El pueblo más cercano para aparcar es Buelna, así que hacia allí nos dirigimos. Tardamos exactamente una hora en llegar desde nuestra ciudad. En Buelna no hay un parking habilitado como tal, sino que hay pequeñas zonas donde poder estacionar el vehículo. Las tenéis todas ya marcadas en mi mapa, con sus respectivas fotografías. No os recomiendo poneros a callejear con el coche porque las calles que recorren el pueblo son de lo más estrechas. Mejor estacionar entre la carretera nacional y el pueblo. Nosotros dejamos nuestro vehículo a la entrada de Buelna, antes de la primera casa.

    Como no tengo claro lo que nos vamos a encontrar en nuestra primera aventura del día, cambio mi calzado por unas katiuskas. Soy fan total de los «por si acasos» y me gusta ir siempre bien provista. Os dejo un listado con mis productos imprescindibles a la hora de viajar, por si les queréis echar un vistazo.

    Vamos callejeando por el pequeño pueblo de Buelna, siguiendo las indicaciones de «Cobijeru, acceso peatonal«, e ignorando las indicaciones de «playa». Como es habitual, Google Maps no nos muestra el sendero a seguir, por eso yo soy fan de la aplicación Maps.me y siempre la recomiendo muchísimo, porque es raro que no me lleve sin problema a cualquier lugar.

    App Maps.me. 1 – Cueva de las Raíces. 2 – Playa de las Acacias. 3 – Cueva de Cobijero. 4 – Salto del Caballo.

    En la foto superior podéis ver Buelna rodeado en negro. Luego solo hay que seguir el sendero marcado con los iconos azules de estrellitas blancas e ir haciendo las pertinentes paradas por el camino. Os diré que el sendero tenía muchísimo barro, además de que tuvimos que sortear dos riachuelos, por lo que las katiuskas me vinieron de lujo.

    A lo largo de la breve senda tuvimos que atravesar dos verjas que entendemos que están puestas para que no pasen vehículos ni ganado. Que no os echen para atrás, porque se pueden atravesar sin problema, de hecho en la primera había una señal un tanto ilegible que así lo indicaba. Hay gente que al ver las verjas se daba la vuelta para buscar un camino alternativo.

    CUEVA DE LAS RAÍCES

    No tardamos en llegar a nuestra primera visita del complejo de Cobijero, la cueva de las Raíces. Una coqueta cavidad por su gran bóveda de entrada, con unas llamativas estalacTitas («T» de Techo). He leído que cuando llueve con fuerza el arroyo que la atraviesa crece y puede llegar a inundar parcialmente la cueva. En nuestro caso el arroyo estaba seco, aunque sí que había mucho barro haciendo que el suelo fuese bastante resbaladizo.

    Aunque no era nuestra visita principal del día, nosotros íbamos bien equipados con mi potente linterna de la bicicleta.

    PLAYA DE LAS ACACIAS

    La cueva de las raíces es una visita rápida, así que pronto seguimos ruta hasta nuestro siguiente destino, la playa de las Acacias, una de las pocas playas interiores de Asturias. Está comunicada con el mar Cantábrico (ubicado a unos cien metros) mediante dos conductos subterráneos, y es alimentada exteriormente por un arroyo que desemboca en la misma. Es una pena que la marea no esté alta para verla en su máximo esplendor. Aún así, es de lo más sorprendente apareciendo en medio de la nada, sin un mar a la vista, con esa arena blanca y ese agua tan cristalina. Me ha gustado muchísimo.

    Playa de las Acacias sin apenas agua
    Playa de las Acacias vista desde arriba

    Nos estamos cruzando con bastantes más personas de las que esperábamos, para ser un domingo de enero y aún no haber llegado al mediodía.

    CUEVA DE COBIJERO

    Continuamos hasta nuestro siguiente punto a descubrir. Es un lugar que hace ya mucho tiempo que teníamos pendiente pero que por unas cosas u otras se nos iba resistiendo. Vamos a visitar la cueva de Cobijero, que comunica el litoral cantábrico con la zona interior más elevada a través de una galería sometida a los niveles de la marea. Por ello quisimos venir al complejo de Cobijero con la marea baja y por ello no hemos podido contemplar la playa de las Acacias en su máximo esplendor pero, es que no se puede tener todo. Una vez que me puse a escribir el post, leí que a la cueva se puede entrar tanto con marea baja como alta, pero lo que no se recomienda es entrar cuando hay mareas muy fuertes.

    La entrada a la gruta se encuentra a pocos metros de la playa. Es totalmente visible, pero no tiene ningún tipo de señalización, por lo que la mayoría de la gente que nos cruzamos, la pasaba de largo.

    ¡¡Para mí era una aventura de lo más deseada!! Es por esta visita por lo que me traía mis katiuskas y mi potente linterna.

    No es una experiencia peligrosa para nada, pero no es apta para gente con claustrofobia, básicamente porque los primeros ocho metros una vez que atraviesas la entrada son los más angostos, en los que tienes que ir bastante agachada. Eso sí, son pocos metros y luego ya puedes ir todo el rato de pie, aunque teniendo cuidado de no dejar la cabeza en alguno de los salientes.

    Primeros metros de la cueva

    Solo hay un itinerario posible a seguir, por lo que no tiene pérdida ninguna. Nada más entrar me arrepentí de no haber llevado cada uno su propia linterna para poder ir más a mi aire, iluminando todo lo que quería ver, sin tener que estar preocupada de ir alumbrando el camino a mi chico.

    Mi consejo es que no entréis solo con la linterna del móvil, ya que creo que no es luz suficiente teniendo en cuenta lo irregular del suelo. Que vimos gente que se adentraba solo con una luz del móvil, por supuesto, pero yo os recomiendo ir preparados con una linterna más potente.

    Una vez que dejamos atrás la zona más angosta, ya nos pudimos poner de pie, aprovechando para contemplar las distintas formaciones rocosas.

    En tan solo diez minutos y tras unos 150 metros de recorrido, llegamos a nuestro objetivo final, el mar. La estampa era espectacular, un balcón natural tomado por el agua a modo de pequeño lago interior, el rugir del Cantábrico de fondo y todo para nosotros dos solos. Guaaaaoooo, ¡¡¡super recomendable esta visita!!!

    Más pronto de lo que hubiésemos querido, tuvimos que irnos de la zona en la que nos sacamos estas fotos porque el mar estaba subiendo con fuerza y no tardó en cubrir el estrecho paso.

    Iniciamos la vuelta alucinando con lo que habíamos visto. ¡¡Nos gustó muchísimo esta aventura!! ¡¡Ya estábamos deseando repetirla!!

    El tema de las botas de agua no es imprescindible, aunque sí que os aconsejo llevar un calzado que no se estropeé con el agua en caso de que se moje, porque había muchos charcos y muchas zonas muy resbaladizas, por lo que podías dar un traspié sin querer. Yo soy fan total de llevar mis botas de agua en situaciones como estas porque así puedo chapotear en cada charco que encuentro sin necesidad de tener tanto cuidado, y eso siempre me hace feliz.

    SALTO DEL CABALLO

    Sin yo saberlo, aún me quedaba una última sorpresa en el complejo de Cobijero, algo que no me esperaba para nada ya que nunca veo fotos de los sitios que voy a visitar. A pocos metros de la entrada de la cueva nos encontramos con el Salto del Caballo, un puente natural formado por un arco de piedra sobre acantilados encrespados que se asoma a una gran cavidad en la que rompen con fuerza las olas del mar. Me ha parecido alucinante y de lo más fotogénico. Eso sí, el acceso es a través de rocas irregulares e incómodas de recorrer por lo que es preciso llevar un calzado adecuado.

    Una vez en casa leí que a escasos metros del Salto del Caballo se encuentra la playa de La Presa, «de características muy similares a la de Cobijero (interior), pero con un suelo de naturaleza fangosa con ricas comunidades vegetales y las ruinas de un antiguo molino de mareas«. ¡¡Esta me queda pendiente para mi próxima visita!!

    Me ha encantado toda la aventura, a la que al final hemos dedicado prácticamente dos horas. Me parece de lo más recomendable teniendo en cuenta la cantidad de cosas sorprendentes a visitar en un espacio tan pequeño. Ha cumplido ampliamente mis expectativas pese a que nos hemos cruzado con bastantes más personas de las que esperaba encontrar.

    Para que os hagáis una idea de cómo de cerca está todo, os dejo una imagen de Google Earth así como una representativa fotografía hecha con un dron por @Dasudasuku, quien tiene una galería espectacular de Asturias en su Instagram.

    Google Earth
    Foto cedida por @Dasudasuku

    MIRADOR DE LA BORIZA

    A las 13.30 horas arrancamos el coche hacia nuestro próximo punto del día, el mirador de la Boriza, al que tardamos veinte minutos en llegar desde Buelna.

    Hay un parking amplio y gratuito al principio del sendero que nos conduce al mirador.

    Aunque tanto en Google Maps como en la app Maps.me especifica que hay dos miradores, el de Andrín y el de la Boriza, la realidad es que más bien hay uno, a no ser que se considere una mesa de picnic como el primer mirador.

    ¿Mirador de Andrín?

    De camino al mirador de la Boriza podemos contemplar la hermosa playa de Ballota, con el castro Ballota destacando dentro del agua. La zona costera del oriente asturiano se caracteriza entre otras cosas, por el turquesa de sus aguas.

    Playa de Ballota

    El mirador de la Boriza tiene unas vistas preciosas tanto de la playa de Ballota como de la vecina playa de Andrín, además de permitirnos contemplar con el día tan despejado que tenemos hoy, la escarpada costa asturiana a kilómetros de distancia.

    Reconozco que después de haber descubierto el año pasado el mirador de Torimbia (ubicado a quince kilómetros del de la Boriza), todo me sabe a poco en cuanto a miradores se refiere, porque las vistas desde allí eran Asturias en estado puro y me dejaron muda de asombro. Os adjunto unas imágenes para juzguéis por vosotros mismos.

    PLAYA DE CUÉ, DE ANTILLES O DE LOS CANALES

    A las 14 horas arrancamos el coche de nuevo. Llegamos en cinco minutos a la playa de Cué. Tiene un parking amplio y gratuito en el que especifica que está abierto de 7 a 22 horas, y que está prohibido acampar y pernoctar en el mismo.

    Por lo que había leído, «Cué es una playa de arena blanca y fina, en un entorno rocoso, unida por una barrera arenosa a una gran roca conocida como Isla Grande o Islona. En pleamar parece una piscina natural, sin olas, al quedar resguardada del mar abierto«.

    No nos dimos cuenta de que lo ideal de esta visita es hacerla con la marea baja, porque sino el agua lo cubre todo y no queda un gramo de arena a la vista. Nosotros no pudimos disfrutar de la zona como hubiésemos querido, pero sí que aprovechamos para sacar unas cuantas fotos bonitas ya que el agua tan cristalina y turquesa invitaba a captarla con nuestros móviles.

    Realizamos nuestro picnic en el área recreativa señalizada con la flecha roja, con bonitas vistas al mar.

    PLAYA DE GULPIYURI

    Una vez saciado nuestro apetito nos ponemos en marcha. Nuestro próximo destino es la playa de Gulpiyuri. Declarada Monumento Natural de Asturias en 2001, está reconocida como «la playa más pequeña del mundo». Además de que no llega a los cincuenta metros de longitud, tiene otra particularidad, y es que es una playa interior, al igual que la playa de Cobijero. Está situada cien metros tierra adentro respecto al borde costero. La rasa costera, de naturaleza caliza, presenta numerosas simas y cavidades subterráneas producidas por el efecto erosivo ejercido del mar sobre la roca. Las dolinas son depresiones originadas por el hundimiento del techo de estas cavidades. Gulpiyuri es una playa desarrollada sobre una dolina marina en la que el agua entra desde el mar por una estrecha grieta de una decena de metros, creando una pequeña playa arenosa utilizable en la bajamar y que se llena completamente durante la pleamar, convirtiéndose en una piscina de agua salada.

    El tema del parking por la zona se las trae… Seguimos la indicación de Google Maps de «aparcamiento de Gulpiyuri«, y un sendero de grava de sentido único, lleno de enormes socavones que hacen sufrir al coche en exceso, nos conduce a un amplio prado sin ningún tipo de señalización ni ningún otro coche aparcado. Cotejamos con la app Maps.me, en la que especifica de este lugar: «parking estival, prohibido camping car».

    Nos mosquea un montón la situación porque no sabemos si podemos o no dejar el coche aquí. La otra posibilidad que hemos visto es la zona que rodea al chiringuito Terraza Gulpiyuri, donde ya no entran más coches. El chiringuito tiene parking propio pero siendo enero no está abierto ni el bar ni su parking. A partir de este punto está prohibido el paso «excepto agrícolas y autorizados». Vemos coches aparcados más allá pero nosotros queremos dejarlo en un sitio permitido, por lo que lo que finalmente lo dejamos en el prado que indica Google Maps, aunque sin estar del todo seguros de que este estemos haciendo lo correcto.

    Desde el supuesto parking hasta la playa de Gulpiyuri hay un pequeño paseo de unos 600 metros.

    (Una vez compartida esta información en mi Instagram, varias personas me han recomendado dejar el coche en la playa de San Antolín e ir dando un paseo hasta Gulpiyuri)

    Hemos tenido suerte ya que la marea está subiendo, por lo que podemos disfrutar de la playa con agua. Lo que nos «perjudicó» en la visita a la playa de Cué, nos benefició en este caso. Es algo que hay que tener muy en cuenta cuando programéis vuestras visitas por la costa oriental asturiana, el tema de las mareas y las visitas adecuadas con pleamar o bajamar. Y no solo hemos tenido suerte de poder contemplar el mar, sino que además tenemos el enorme privilegio de tener la playa entera para nosotros dos, y eso que nos hemos cruzado con varias personas de camino hacia aquí.

    Tras disfrutar todo lo que queremos de «nuestra» playa, jajaja, la rodeamos para, en pocos metros, encontrarnos con los elevados acantilados. Se puede contemplar la zona de entrada del agua a la playa.

    Si hubiese conocido antes la zona y sus alrededores y hubiese tenido horas suficientes en el día, hubiese programado esta parte del itinerario de la siguiente manera: una vez bien aparcados en el parking de Gulpiyuri, rodeado en azul en el mapa inferior, hubiese ido dando un paseo hasta Gulpiyuri, para luego enlazar con la playa sablera de la Canalina y sus espectaculares vistas al Castro de las Gaviotas (también denominado Islote Desfuracado), finalizando la aventura en la antigua cetárea de Villahormes. Todo esto lo descubrí en mi posterior visita a la zona, el domingo 23 de enero, y creo que es una buena forma de organizarse por esa zona.

    PLAYA DE CUEVAS DEL MAR

    Como todo lo anterior lo desconocíamos cuando hicimos esta visita, nosotros de Gulpiyuri a las 16.10 horas ponemos rumbo a nuestro siguiente destino, la playa de Cuevas del Mar. Ubicada en la desembocadura del río Cuevas, se trata de una playa salpicada por enormes formaciones rocosas perforadas por el mar que dejan al descubierto cuevas y túneles. 

    Tardamos solo diez minutos en llegar al parking de Cuevas del Mar desde donde habíamos dejado el coche en Gulpiyuri. Ojo que tanto en Google Maps como en la app Maps.me he encontrado hasta tres estacionamientos señalizados, cuando la realidad es que nosotros ya allí solo vimos uno, y se encuentra una vez pasado el túnel.

    Es cierto que antes del túnel vimos algún recoveco en el que se podrían dejar un par de vehículos, pero nada que se pudiese considerar un parking habilitado como tal.

    Desde mis redes sociales me explican que durante el verano está prohibido aparcar en el parking ubicado después del túnel, bajo pena de 200€, y que los aparcamientos que os comentaba de Google Maps y de la app Maps.me son fincas que habilitan para dejar los vehículos.

    Por fin accedemos a la playa y, ¡¡decepción total!! Este es un lugar al que hay que acudir sí o sí con la marea lo más baja posible para poder disfrutar de sus formaciones rocosas. Nosotros tuvimos que cuadrarlo cuando la bajamar se había iniciado hacía solo media hora y, aún a sabiendas, quisimos acercarnos para descubrir lo que se podría observar.

    La realidad es que apenas se podían diferenciar esos maravillosos arcos que, sin querer, vi por Internet y que me tienen totalmente enganchada hasta que pueda descubrirlos con mis propios ojos. Las fotos de Google me recordaban a la archiconocida playa de las Catedrales, en Ribadeo, declarada Monumento natural por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Galicia; integrada en la Red Natura 2000 como Zona de Especial Conservación; y que forma parte además de la Reserva de la Biosfera Eo – Oscos y Terras de Burón.

    Por redes sociales un chico me contó que cuando está la marea baja de verdad, se puede acceder por una de las cuevas hasta una pequeña cala secreta. Mirando al mar de frente, la segunda cueva de la izquierda. ¡¡¡¡Qué emocionanteee!!! Me queda para una futura visita.

    En nuestro caso, como estando la marea tan alta no había mucho que contemplar, nos dirigimos a nuestro siguiente destino.

    PLAYA DE SAN ANTONIO DE MAR

    Desde la playa de Cuevas del Mar sale un sendero, que se aprecia con claridad en Google Maps (cosa rara) y que nos conduce hasta la playa de San Antonio del Mar. También se puede acceder, en bajamar, a través de la colina de piedra.

    Acceso a través de la colina de piedra. Foto tomada en bajamar el 23 de enero

    La playa de San Antonio del Mar ha sido declarada la mejor playa de España de 2020 por los lectores de Condé Nast Traveler. Yo nunca había oído hablar de ella, pero coincidió que a mi chico le sonaba por su nombramiento del 2020 y, cuando descubrimos que estaba al lado de la playa de Cuevas del Mar, no lo dudamos.

    Como os digo, guiándonos tanto con Google Maps como con la app Maps.me no tiene pérdida ninguna. Incluso sin mirar ningún mapa, basta con avanzar por el sendero que rodea la Punta San Antonio, el trozo de tierra que separa una playa de la otra.

    Se trata de un tramo de 1,2 km en el que, como ocurría de camino a Cobijero, hay que sortear una valla. El paso que han dejado para las personas es bastante estrecho y hay que tener cuidado con el tablón ubicado a los pies, en el que os podéis dejar las espinillas como nos ocurrió a nosotros dos…

    Un sendero marcado con estacas de madera a ambos lados nos conduce hasta una nueva zona que tendremos que sortear por la esquina derecha, pues está vallado con cables electrificados para impedir el paso del ganado. A lo lejos y rodeada en rojo aparece ya la ermita de San Antonio.

    Tras cruzar este punto tenemos la opción de seguir recto para ir hasta la ermita o tomar la senda de la derecha para conocer la playa de San Antonio del Mar. Nosotros optamos primero por la opción de la playa ya que el sol está empezando a bajar y no tardará en ocultarse tras los elevados picos.

    Unos cuantos escalones anchos, irregulares y con buena cantidad de barro nos conducen hasta este recóndito lugar. O quizás no tan recóndito puesto que para mi sorpresa, ya hay siete personas disfrutando del sitio.

    Aunque el sol ya solo ilumina la esquina izquierda sobre el mar, el paraje me parece totalmente idílico, con esas preciosas aguas turquesas y la arena tan límpida.

    No nos quedamos mucho porque aunque el sol ha empezado a bajar, aún tenemos tiempo para visitar la ermita de San Antonio, ubicada a menos de 400 metros de la playa y de la que nunca había oído hablar.

    Un coqueto sendero nos conduce hasta lo alto de la cima.

    Cuando llegamos arriba del todo… ¡¡¡madre mía de mi vida!!! Jamás hubiese imaginado tener unas panorámicas semejantes desde este lugar. Os hablaba antes del mirador de Torimbia, pero las vistas desde aquí no tienen nada que envidiar. Con un día tan despejado como el que hemos tenido hoy, podemos ver kilómetros de la escarpada costa asturiana, incluida una formación rocosa con la figura de un arco; además de los picos de Europa nevados y el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes como sorpresón del día. El sol poniéndose poco a poco tras las montañas pone la guinda al pastel. ¡¡¡Guaoooo!!!

    Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes

    Este lugar es un absoluto espectáculo de la naturaleza, Asturias en estado puro. No puedo marcharme a casa sin sentarme un rato a contemplar lo que me rodea. Me siento feliz por vivir en un lugar como Asturias, con tanto que mostrarnos y con tantísimo aún por descubrir, que hace de nuestras escapadas días llenos de ilusiones.

    Ya iniciado el camino de vuelta, encontramos una estampa típica de la «tierrina» que es el culmen perfecto para un día de 10 por tierras asturianas.

    BUFONES DE PRIA

    Aunque hoy me hubiese gustado coronar el día con los conocidísimos bufones de Pría, no ha sido posible por falta de tiempo y por no estar el mar en el estado propicio para verlos en su máximo esplendor. Me queda muy pendiente hacer un post de lo más completo sobre ellos. Por ahora solo os diré que «los bufones son fenómenos naturales originados por el efecto de la erosión del mar y la lluvia en la roca caliza, dando lugar a grietas y chimeneas que conectan el mar con la tierra. El golpe del oleaje en calma contra los acantilados provoca la expulsión del aire comprimido en las galerías; sin embargo, en días de fuerte marejada, aire y agua escapan al exterior a gran presión con chorros de agua que alcanzan gran altura«. Os dejo como muestra unas imágenes de los bufones en diciembre del 2020, la primera vez que los viví. De aquel día no encuentro las fotos originales por lo que solo os puedo adjuntar los post de Instagram para que os hagáis una idea.

    POSDATAS

    Posdata 1: todos los puntos visitados a lo largo del día están recogidos en este mapa de «Asturias – De oriente a occidente»ver mapa. Para PASARLO A LA APP MAPS.ME (que es la que me guía en todos mis viajes y rutas por mostrar mucho mejor los senderos que Google Maps) solo tenéis que seguir estas instrucciones.

    Posdata 2: todas las fotos están hechas con mi móvil Samsung Galaxy S10+ sin ningún tipo de filtro o retoque, todas en modo normal o en modo gran angular.

    Posdata 3: me encantaría que dejases un COMENTARIO con tu opinión sobre lo que has leído. ¡Venga, anímate! Siempre se agradece un buen feedback…

    ¿Os gustaría conocer más rutas por Asturias? Os dejo un listado por si queréis echar un vistazo:

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