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    Jueves 3 de noviembre de 2022

    Hoy suena el despertador a las siete de la mañana. Queremos aprovechar al máximo nuestras últimas horas en la ciudad, pues el vuelo directo a Asturias no sale hasta las 17 horas. 

    Ayer me llegó este mensaje al móvil: «por posible congestión en el filtro de seguridad del aeropuerto de Ámsterdam, que puede generar hasta tres horas de espera, aconsejamos llegar con suficiente antelación». Eso hace que tengamos que salir una hora antes de lo que teníamos previsto.

    Para evitarnos cualquier tipo de sorpresa en el aeropuerto, pesamos el equipaje con mi báscula de mano. Por suerte no hemos comprado muchas cosas y todo cuadra a la perfección.

    Dejamos el equipaje en la «consigna» del hotel, es decir, las colocamos donde nos indican, sobre la máquina expendedora de patatitas.

    Os recomiendo que evitéis reservar las habitaciones de la primera planta, puesto que algunas de ellas están metidas dentro de la recepción, por lo que es imposible evitar el ruido.

    Habitaciones 104 y 105, dentro de la propia recepción

    Salimos de nuestro alojamiento a las 8.30 horas. Lidia y yo tenemos reservada la visita a la casa – museo de Anna Frank dentro de una hora. Hemos preferido salir con tiempo y así aprovechamos para echar un vistazo por los alrededores del museo. 

    Me llama muchísimo la atención ver que como las aceras son un tanto estrechas, cuando hay obras meten la maquinaria dentro de los canales.

    Nos hubiese gustado subir a la torre – mirador de la iglesia Westerkerk, ubicada junto a la casa de Anna Frank, pero en esta época está cerrada, así que nos toca verla desde la distancia. Esta es la información que encontramos por Internet con respecto al horario:

    • Entre abril y octubre abre de 11 a 15 horas.
    • El resto del año la torre permanece cerrada.

    Aunque hemos sacado las entradas para las 9.30 horas, quince minutos antes ya nos dejan pasar a la casa – museo de Anna Frank. El precio de la entrada incluye el guardarropa y una audioguía en español (en nuestro caso).

    No está permitido sacar fotos en el interior. 

    La visita recorre las dependencias donde estuvieron escondidos Anna junto a su familia, la familia Van Pels y Fritz Pfeffer, con una superficie total habitable de solo cuarenta y seis metros cuadrados. Permanecieron ahí durante dos años y un mes hasta que fueron delatados de manera anónima a las autoridades nazis, siendo arrestados y deportados a campos de concentración. Del grupo que allí se escondía, solo Otto Frank sobrevivió a la guerra, muriendo a los noventa y un años.

    En el museo lo que vemos son los habitáculos vacíos en cuyas paredes han colgado fotos, algún libro o algún recorte que encontraron en la casa. Lo interesante es la audioguía que nos va explicando toda la historia mientras en distintas pantallas aparecen entrevistas de varias personas que conocían a las familias que vivían en la casa. Ir escuchando el relato me va poniendo los pelos de punta, entrándome ganas de llorar.

    Creo que es una visita interesante para hacer al menos una vez en la vida, por lo que te remueve en el interior pero, en realidad, durante el recorrido en sí no es que veas nada interesante, es más bien lo que te van contando. 

    Si tuvieseis poco tiempo en Ámsterdam, la pondría como una visita prescindible, aunque es cierto que no te quita mucho tiempo.

    Finalizamos el recorrido después de una hora. Preguntamos recomendaciones de qué visitar por la zona a la chica de la cafetería. Esto es lo que nos ha sugerido:

    • De 9 straatjes.
    • Noordermarkt.
    • Lindengracht.
    • Brouwersgracht.

    Os dejo mi track de Wikiloc para que podáis ir siguiendo nuestro recorrido con facilidad.

    Powered by Wikiloc

    Iniciamos el paseo por las nueve calles (de 9 straatjes) pero no vemos nada que nos llame especialmente la atención por lo nos disponemos a explorar el barrio del Jordaan. «El Jordaan fue construido siguiendo los antiguos diques y caminos en 1612, por ello la orientación de sus calles es inusual con respecto a las demás. La naturaleza obrera del Jordaan se mantuvo hasta los años ochenta cuando las familias decidieron emigrar a zonas más asequibles. La vía principal es la calle Rozengracht, que fue un canal hasta el siglo XIX. Está llena de tiendas originales y creativas, pubs con encanto y restaurantes de moda. Los nuevos habitantes de la zona fueron en su gran mayoría estudiantes, parejas jóvenes sin hijos y algunas personas mayores. Esto cambió totalmente la atmósfera de la zona pasando a ser un lugar bohemio con muchos patios, pequeños jardines y callecitas estrechas«.

    Había leído que el Jordaan se caracteriza por sus maravillosos patios y jardines pero lo único que vamos encontrando es algo de vegetación en algunas fachadas.

    Pese a ello, el barrio me tiene totalmente encandilada porque es de lo más pintoresco y tranquilo. Tan calmado, sin apenas gente y, sobre todo, sin bicis alocadas en marcha. En el resto de la ciudad siempre tenemos la sensación de que nos van a atropellar cada dos metros.

    El único patio que conseguimos encontrar es el Karthuizerhof, al que accedemos a través de un portón. La próxima vez que venga a la ciudad me traeré el tema de los patios más estudiado. Me quedo con muchas ganas de hacer este free tour por Jordaan y Leidseplein para saber todas las curiosidades que esconden.

    El lugar me encanta porque desprende una absoluta paz y tranquilidad, tal y como me ocurrió en Begijnhof. Es cierto que este jardín está un tanto asilvestrado pero, pese a ello, me ha transmitido una sensación muy buena porque rompe con lo que estamos habituadas a ver en Ámsterdam.

    Callejeamos siendo muy conscientes de que estamos disfrutando de nuestras últimas horas en la ciudad. No podríamos haber elegido mejor final que este precioso y relajante paseo por el Jordaan.

    Me ha resultado muy curioso descubrir esta figura en lo alto de un edificio que alberga una compañía de seguros de vida. Por lo que leí en Internet, el ángel de la guarda era un símbolo para la protección de la empresa así como de las personas que tenían un seguro.

    Agotadas de tanto caminar y hambrientas, llegamos a la calle Damrak, donde se encuentra nuestro hotel. Elegimos para comer la terraza del Pasta Bar, situada al lado del museo del sexo de Ámsterdam, en el que no para de entrar gente.

    Mi madre prefiere comer más tarde en el aeropuerto así que Lidia y yo pedimos para compartir:

    • Unos espaguetis a la carbonara.
    • Una pizza nórdica. 

    Pedimos para beber «tap water» pero, al igual que nos ocurrió ayer en la cena, nos dicen que no tienen. Yo me pregunto si es que no tienen un grifo en el local… El caso es que cuando nos traen el resto de bebidas, sí que me traen un vaso de agua del grifo. No entiendo nada…

    La comida estaba deliciosa y abundante y hemos pagado solo 34,4€ por los dos platos y una cerveza. ¡Os recomiendo este restaurante! Además hay muchísimo ambiente porque pasa por delante todo el mundo que viene de la Estación Central, por lo que estamos de lo más entretenidas.

    (En noviembre del 2023 repetimos en la misma pizzería y pedimos la misma pizza y una lasaña boloñesa, ambas deliciosas)

    Recogemos las maletas en el hotel a las 13.25 horas. De ahí ya vamos directas a la Estación Central donde sacamos los tickets para el tren Intercity Direct que nos llevará al aeropuerto, siguiendo los mismos pasos que realizamos el domingo. Os adjunto un vídeo explicativo. 

    Llegamos al aeropuerto a las 14.10 horas, tres horas antes de la salida del vuelo.

    No tenemos que esperar cola ni para facturar ni para el control de seguridad, por lo que llegamos a la puerta de embarque a las 14.50 horas, noventa minutos después de haber salido con las maletas por la puerta del hotel Manofa.

    Nuevamente Vueling no nos ha revisado ni mirado en ningún momento para los pesos y dimensiones del equipaje de mano y del bolso de viaje.

    El vuelo transcurre con normalidad y llegamos a casa sin ninguna incidencia. En la última entrada del blog os dejo un resumen con mis opiniones, puntos imprescindibles, presupuesto final, etc… para ayudaros a organizar vuestra propia escapada a Ámsterdam.

    GASTOS DEL DÍA

    • Comida Pasta Bar: 34,40€.
    • Imán: 1,99€.
    • Billetes tren aeropuerto: 17,10€.
    • Comida Estación Central: 14,90€.

    TOTAL: 68,39€

    POSDATAS

    Posdata 1: todos los puntos visitados a lo largo de este viaje están recogidos en este mapa. Para poder utilizarlos basta con pinchar en el enlace azul de «mapa», NO en el propio mapa.

    Posdata 2: todas las fotos están hechas con mi móvil Samsung Galaxy S22 ultra sin ningún tipo de filtro o retoque, todas en modo normal o en modo gran angular.

    Posdata 3: me encantaría que dejases un comentario con tu opinión sobre lo que has leído.

    Puedes seguirme en mi INSTAGRAM para estar al día de todas mis aventuras.

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