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  • 9. DESIERTO DE ZAGORA + RAMLIA + DESIERTO DE MERZOUGA (parte 1)

    Los viajes de Ali Fog 22 de septiembre de 2017 0 comentarios

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    Viernes 22 de septiembre de 2017

    DESIERTO DE ZAGORA

    Hoy suena el despertador a las 7.40 horas. Después de recoger todo y tras un desayuno buffet bastante normal acompañados de un montón de moscas, ya habituales en nuestras vidas, nos vemos con Zaid en recepción. Iniciamos la ruta a las 9 en punto. Hoy nos adentraremos en el desierto… ¡¡¡Qué emocionante!!! El cielo está completamente nublado, pero tenemos la esperanza de que vaya despejando. Zaid nos explica que hoy es el año nuevo árabe, pues hace 1439 años que empezó el Islam, aunque como la mayoría se rige por el calendario cristiano, no es un día festivo en Marruecos. Nos esperan 30 km de carretera asfaltada, para luego pasar ya a pistas de tierra durante unos 140 km. Vemos, aunque de lejos, las dunas de Zagora, donde pasa la gente la noche cuando solo tiene un día para estar en el desierto. Parecen bastante poco impresionantes, por lo menos desde aquí… Me alegro de que podamos dedicar tres noches al desierto.

    A los pocos minutos de iniciar la ruta, paramos a ver un pozo, pero está prácticamente seco. Zaid se coloca ya su turbante de siete metros, que tiene muchos usos, según nos explica: les protege del sol, del frío y de las tormentas de arena; les permite filtrar el agua del río; lo usan como cuerda para sacar agua de un pozo cuando no tiene cuerda; y les hace de almohada. Nunca hubiese imaginado que tiene tantos usos…

    Justo al lado del pozo hay un señor muy mayor haciendo autostop. Viene hacia nosotros mientras nos sacamos unas fotos. El señor, que conoce a Zaid desde 2007, ya que su casa está al lado del pozo y Zaid siempre para aquí con los turistas, le explica que como es viernes, le gustaría ir a rezar a un lugar que se encuentra a menos de un km, pero como está casi ciego por las cataratas, no puede ir andando… Pobre…

    Le llevamos en nuestro 4×4, aunque antes se pone ilusionado con nosotros en las fotos, ¡¡es muy majete!! Le damos unos caramelos y nos sonríe agradecido.

    Y por fin dejamos la carretera para adentrarnos en ¡¡pistas de tierra!! Son las 10 en punto y aún sigue completamente nublado. Según Google Maps, vamos por la Tafroute Montagnes Rd, aunque duramos poco por aquí, porque luego vamos campo (de tierra) a través. Mola cuando Zaid le pisa y vamos un poco de rally. 

    Me llama la atención que hay zonas muy sucias, llenas de plásticos, en medio de la nada, y Zaid nos explica que en esas zonas plantan sandías y cuando las recogen, dejan todos los plásticos tirados por ahí. Da pena… 

    A medio camino, en mitad de la nada, nos encontramos con el tío de Zaid. Trabaja para un príncipe de Qatar, desde hace 25 años, vigilando la zona en busca de la aparición de un tipo de pájaros, cuyos huevos están muy cotizados. Por trabajar para ellos, le dan un todoterreno, una jaima y a otra persona que le ayuda. Cuando aparecen muchos huevos, el tío de Zaid llama a unas personas que llaman al príncipe de Qatar, y él se presenta aquí en busca de los codiciados huevos. ¡Muy fuerte todo! 

    DESIERTO DE MERZOUGA

    Hemos dejado atrás Zagora y nos encontramos en Tafraute, rumbo al desierto de Merzouga. Por ahora es todo zona desértica, pero no dunas de arena, sólo montañas y tierra, aunque tengo muchas ganas de llegar al desierto que tengo yo en mi mente, esta zona también mola.

    Son las 11.30 horas y ha empezado a llover… ¡Porras! También está empezando a aparecer la arena… ¡Bieeeeen!

    Nos encontramos con una caravana de dromedarios. ¡¡¡Qué pasada, es súper auténtica la estampa!!! Zaid nos explica que, aunque en Marruecos todo el mundo habla de camellos, en realidad en este país solo hay dromedarios (con una sola joroba).

    El pastor se acerca y nos pregunta si tenemos agua. Le damos una botella de litro y medio.

    Paramos en Tafraute para hacer un pipí (en baño turco), un pueblo sorprendentemente grande en mitad de la nada donde hay varios albergues, todos señalizados con las coordenadas del GPS en el cartel, es gracioso verlo.

    Carteles en medio de la nada

    Pasamos por un par de lagos enormes completamente secos que cuando se llenan de agua cada «x» años, Zaid nos dice que son preciosos, llenos de agua, con mucha vegetación y los dromedarios bebiendo. Cuesta mucho imaginarlo por la sequía que vemos, pero impresiona ver cómo puede cambiar tantísimo la imagen en un mismo punto.

    RAMLIA

    Continuamos camino de Ramlia, el pueblo de Zaid, casi fronterizo con Argelia, donde pararemos a comer. Me hace especial ilusión conocer su pueblo, ya que son sus raíces y nunca me hubiese imaginado que iba a viajar con un bereber y mucho menos que iba a tener la suerte de poder conocer sus orígenes. Me parece una experiencia única. Quién me iba a decir el primer día, cuando le pregunté de dónde era, que todo sonaba como muy lejano, que unos días más tarde íbamos a conocer el lugar… ¡Estoy súper ilusionada! De hecho, Zaid hace dos meses que no pisa su pueblo, y también tiene ganas.

    Pasamos por un yacimiento de donde se extraen piedras que se usan en los hospitales para hacer las salas de rayos x, que no dejan pasar la radiación. Qué cosas se puede encontrar uno en mitad del desierto… 

    Tantas ganas de llegar al pueblo de Zaid (Ramlia) y la primera en la frente… Bajamos del coche y vienen un montón de niños y tratamos de repartir los caramelos, pero me acaban arrancando la bolsa de la mano de muy malas maneras, incluyendo casi parte de mi pelo que, al tenerlo tan largo, se enredó con la bolsa y no conseguía que me lo soltasen… Menudos bárbaros. Me han caído fatal. De aquí pasamos a comer en el restaurante del pueblo “Auberge Oasis Ramlia”. Pedimos unas brochetas de pollo con patatas fritas y un plato de kalia, pensando que sería otra cosa, pero estaba lleno de guisantes y no nos gustó… Somos lo peor… Pagamos 120 dirham.

    Mientras comemos, Zaid se encuentra con los hombres en la mezquita, por lo que al acabar de comer, Nacho y yo vamos a dar una vuelta por el pueblo.

    Los niños nos persiguen sin parar y llegan a ser un poco agobiantes. Es preciso que les riñamos en un par de ocasiones para que nos dejen en paz.

    Cuando los hombres acaban de rezar, Zaid nos presenta a Hamdid, quien nos va a enseñar el pueblo en profundidad.

    Primero nos lleva hasta el palmeral, donde nos enseña el sistema de regadío y un montón de huertos con mogollón de cosas plantadas, no lo habría imaginado. Melones, tomates, olivos, almendros y hasta henna… ¡Mola! Hamdid nos cuenta que sus padres eran nómadas, por lo que nunca fue al colegio y no sabe leer ni escribir pero, aquí donde lo vemos, habla suficiente español para hacernos de guía, un poco de portugués y de italiano. Nos parece un chico súper majete. De aquí vamos a ver los establos llenos de cabritos y luego vamos a conocer la casa donde nació Zaid, qué fuerte! Y menuda casa tan grande. Dentro tienen a una ovejita que está enferma por un eccema y sólo se les ocurrió tratar de curarla con aceite quemado de motor… Poooobreee, nos da una penita…

    Damos a Hamdid 50 dirham de propina por el tour y nos ponemos de nuevo en marcha. Son las 16.30 horas. Nos esperan 60 km aún por pista y 20 de carretera asfaltada. Al fondo se ve lluvia, pero al mismo tiempo parece que quiere salir el sol. A ver si lo consigue para poder ver las estrellas de noche…

    Toca la carpeta de música inglesa en el pendrive de Zaid, y si nos veis a Zaid y a mi cantando a voz en grito Jennifer López atravesando las dunas… Jajajajaja. Fue buenísimo!!! 

    Mola mucho ir en 4×4 por el desierto con un nativo, porque podemos ir por donde nos apetezca sin riesgo de perdemos. ¡Es súper divertido! Lo estoy disfrutando un montón! Además… ¡¡¡Me han dejado poner mi música un rato!!! Para mí es una sensación indescriptible poder ir escuchando mis canciones favoritas atravesando estas pistas de tierra por donde es súper divertido ir en el 4×4, como si estuviésemos en una atracción de feria, moviéndonos dentro del coche de un lado para otro como maracas, y viendo estos paisajes tan espectaculares, con las cortinas de lluvia al fondo… ¡¡¡¡Me siento muy feliz!!!! 

    RIAD MADU (MERZOUGA)

    A las 18.30 horas salimos de la “autopista bereber” y retomamos la carretera asfaltada, para llegar media hora más tarde a nuestro riad… ¡¡¡Y menudo riad!!! Riad Madu, con una piscina directa a las dunas de Merzouga 

    y ¡¡una habitación impresionante!! Nacho está que no sabe dónde colocar el trípode para sacar fotos aquí y allá.

    Hemos pillado el atardecer casi al final, y era completamente espectacular. 

    No me puedo imaginar cómo será mañana, en pleno desierto… Ojalá se despeje el cielo completamente… Hoy nos vino bien lo nublado para el viaje en coche, aunque no hemos podido ver las estrellas, pero mañana tiene que estar el cielo completamente azul… ¡¡¡¡Xfaaaaaa!!!!

    A las 21 horas cenamos dentro del riad. De primero nos ofrecen una sopa de verduras, que rechazamos agradecidos… De segundo una ensalada de pasta. ¡¡Qué bieeeeen!! Y de tercero cordero. La ensalada de pasta nos presta por la vida, qué rica, y el cordero está buenísimo, súper tierno, un poco escasa la ración, pero muy muy rico . De postre nos ponen un bizcocho de naranja y coco. Todo ello amenizado con música bereber en directo . No nos cobran el agua, ya que nos dicen que está incluida en la cena.

    Después de cenar, salimos a la zona de la piscina para ver si por casualidad podemos ver alguna estrella y… ¡¡¡Oh, Dios mío!!! ¡¡¡¡No puede ser!!!! ¡¡¡¡Está el cielo completamente despejado y plagado de estrellas!!!! ¡¡¡¡Es una pasada!!!! Además, nada más echarme en la tumbona para contemplarlas, veo pasar una estrella fugaz… ¡¡¡¡Estoy flipando y encantadísima de la vida!!!! ¡¡¡Qué ilusión que se haya despejado el cielo!!!

    Lo malo es que hay luz en la terraza porque hay una pareja donde los sillones, por lo que decidimos ir a buscar un sitio más oscuro para poder contemplarlas en su máximo esplendor. Fue gracioso, porque íbamos mirando hacia arriba buscando un lugar que nos gustase más y de repente apareció un chico del hotel y me pregunto en francés qué era lo que estábamos buscando y yo le respondí:” ¡¡les étoiles!!”, jajaja, y él nos dijo que tenían una terraza, con lo cual, genial. Subimos a la terraza completamente a oscuras y, en serio, una pasada!!! El cielo completamente estrellado, es que buff…¡Alucinante! Pensar que mañana voy a poder contemplar esto pero mucho mejor, es que estoy que brinco de ganas… ¡¡Qué emocionante todo!! ¡¡¡Está siendo un viaje de 10 y lo estoy disfrutando muchísimo!!! 

    GASTOS DEL DÍA

    • Comida: 120
    • Propina Ramlia: 50

    TOTAL: 170 dirhams, unos 17 €.

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