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    Los viajes de Ali Fog 17 de septiembre de 2017 0 comentarios

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    Domingo 17 de septiembre de 2017

    ¡¡¡Hemos dormido como troncos!!! Se nota el cansancio del viaje pese a que no es que nos estemos matando.

    Ayer le habíamos preguntado a Zaid cuál sería la propina apropiada para el guía de hoy y nos ha dicho que mínimo 100 dirham, ya que menos resultaría ofensivo… y que según lo que nos guste, 100 o 200 dirham estaría bien. Yo me quedé flipando porque me parece muchísimo dinero y nunca he dado una propina así y además se supone que Marruecos es un país barato, con lo cual me parece que es muchísimo dinero como propina… Pese a ello decidimos ver como transcurre la velada y decidirnos sobre la marcha. Sigo pensando que como mucho daremos 100 dirham… como mucho muchísimo; es más, si darle menos de 100 dirham, que son unos 10€, le parece ofensivo, igual es mejor no darle nada y así no ofendemos a nadie. No sé, este tema me ha tocado un poco la fibra…

    Bajamos a desayunar a las 9 horas, pues hemos quedado con nuestro guía de Fez a las 10 horas.

    ¡¡¡Me siento super emocionada por la visita de hoy!!! Tengo las expectativas bastante altas y eso que apenas he leído nada de lo que vamos a ver en todo el viaje, pero creo que lo que vamos a ver hoy va a estar súper guay y ¡¡¡¡estoy deseando empezar!!!!

    Tras un desayuno marroquí bastante completo, preparamos las mochilas y bajamos al hall del riad. A las 10 en punto llega nuestro guía, Adil, que “solo” habla árabe, inglés, francés, español e italiano. Iniciamos la tournée yendo en el 4×4, con Zaid de chófer, hasta el Palacio Real, que solo se puede visitar por fuera. Es una pasada ver cómo están elaboradas las puertas de forma totalmente manual y trocito a trocito de azulejo. Al lado del Palacio Real se encuentra el barrio judío, por el que damos una pequeña vuelta mientras Adil nos cuenta su historia. Me llama la atención, aunque ya me había fijado ayer, que la gente barre pero no lo recoge con el recogedor, sino que lo tiran por la alcantarilla o lo dejan en medio de la calle. Lo comento con Adil y me explica que en su día había papeleras y contenedores pero que como los niños y los vándalos las rompían o robaban, las quitaron todas, por lo que la gente se apaña como puede. De aquí nos dirigimos a uno de los dos miradores que dan a la medina antigua, el Borj Sur, que se encuentra a 370 metros de altura. El otro mirador se encuentra justo enfrente y se llama Borj Norte. Las medinas son las zonas antiguas de las ciudades. ¡Son impresionantes las vistas de la medina desde aquí! 

    Adil nos va dando un montón de datos que nos dejan alucinando: la medina está compuesta por 147 barrios y es la ciudad más organizada de Marruecos; posee más de 260 lugares de culto, incluyendo mezquitas y mausoleos; está formada por 9.600 calles, conformando la zona peatonal más grande del mundo; aquí se encuentra ubicada la primera universidad del mundo, que data del 859 dC; toda la medina está rodeada por unos 16 km de muralla alta, llena de agujeros para permitir pasar el viento e impedir que este estropee la muralla más de lo imprescindible, y que sirven de nido para montones de golondrinas.

    De aquí nos dirigimos al barrio de los alfareros, aunque al llegar más bien es un taller de alfarería pero que me deja completamente impresionada y flipada ver el trabajo que hacen, ¡en serio! En primer lugar nos explican cómo se trabaja la arcilla y, a modo de ejemplo, un chico nos hizo un tajine en unos dos minutos.

    Pero lo fuerte es que lo hace todo a ojo, de forma que le tiene que ajustar perfectamente la tapa dentro del plato sin tomar ninguna medida. De aquí pasamos a ver cómo trabajan los azulejos y es que es completamente impresionante, ya que es todo totalmente manual y súper difícil visto desde fuera, poder cuadrar todos los azulejos a la perfección, ya que también lo hacen a ojo.

    Partiendo y retocando los azulejos

    Pero lo chungo es que a la hora de juntar todos los azulejos, ponen la zona del azulejo que tiene color boca abajo y tienen que ir haciendo la figura geométrica de memoria. Y no descubren cómo les ha quedado hasta que echan la capa de yeso y cemento y, cuando seca, ya le pueden dar la vuelta y rezar por que no hayan cometido ningún error.

    Haciendo el mosaico

    Además es una pasada porque es un trabajo de chinos completamente, ya que es un trabajo horrorosamente monótono y cada uno se encarga siempre de la misma tarea, como puede ser cortar los azulejos grandes en las formas de los azulejos más pequeños, sin apuntar mucho, ya que luego el siguiente chico lo que tiene que ir haciendo es coger cada azulejo y definir más su forma con un martillo. De aquí pasamos a ver cómo pintan los azulejos, también de forma totalmente manual. Casualmente están llevando a cabo un encargo de una persona de alto standing chilena que ha encargado un contenedor completo lleno de azulejos personalizados con su nombre y unos dibujos. De verdad que no os podéis dar cuenta de lo que impresiona hasta que se está allí, pero ver cómo se pueden tirar horas y horas haciendo exactamente lo mismo, es por una parte abrumador y por otra parte para ellos, completamente aburrido tal y como nos reconocen durante la visita. Tras ver los trabajos acabados nos explican que los más laboriosos cuestan entre 1.800 y 4.000 €, son impresionantes.

    De las obras más caras

    De aquí, por supuesto, pasamos a la tienda de regalos y aunque no compro nunca cosas de este tipo, me ha impresionado tanto la visita que elegimos esta tienda para comprar los detalles que teníamos pensado llevar a España. Compramos dos pequeños tajines por 320 dirhams (unos 16 € cada uno). Al final de nuestro viaje Nacho me cuenta que vio tajines similares en el zoco de Marrakech por 20 dirham… 

    Nuestro siguiente destino es por fin la medina. Vamos a acceder por la puerta Bab Boujloud. ¡¡¡Estoy deseando entrar!!!! Y tengo que decir que la entrada me impresiona tanto como había esperado ya que estamos en la zona del mercado de comida y el primer puesto que vemos vende exclusivamente cabezas de cordero cocinadas. A su lado se encuentra una tienda donde cocinan pollos, pero es que toda la tienda está llena de pollos vivos y, al lado de esos pobres pollos que tienen que sufrir un estrés horrible por ver todo lo que tienen que ver, están como triturando un pollo que en un principio creíamos que estaba vivo y fue todo como muy fuerte y luego muy gracioso y al mismo tiempo bastante triste al ver lo que tienen que pasar los pobres pollos que saben lo que les va a venir… Jajajaja. Todo fue un poco surrealista… 

    Dulces con abejas

    De aquí pasamos a visitar la Madrassa o Mederssa El Bounania Fes, por la que nos cobran 20 dirham por cabeza (“madrassa” = escuela primaria). Es impresionante ver cómo está construida, al igual que la puerta del Palacio Real, todo de forma manual y trocito a trocito.

    Después de esto nos dedicamos a recorrer las distintas calles de la medina, pero me llevo un chasco ya que en muchas de ellas, las tiendas contienen ropa y productos de imitación como si estuviésemos en un bazar chino, nada que me traiga a la imaginación el Marruecos auténtico que tenía yo en mi mente. Sí que entramos en un par de casas y riad que desde fuera no parecen nada del otro mundo y desde dentro son espectaculares y lujosas, pero quitando eso, excepto la primera calle en la que estuvimos el resto me parecen bastante banales y sin interés.

    Como el hambre ya aprieta mucho porque desayunamos a las 9 y son las 14 horas, le pido a Adil que nos lleve a comer. Nos lleva al Restaurant Le patio bleu en el que nos sentamos en la mesa antes de saber lo que nos van a ofrecer, lo cual por otra parte es lógico y habitual, pero cuando nos enseñan la carta vemos que solo podemos comer de menú y, aunque hay varios para escoger, en todos ellos el primer plato es una ensalada que no nos gusta. Además los precios de los menús oscilan entre los 130 y los 200 dirhams, que nos parece bastante caro para lo que nos ofrecen por lo que tras una pequeña deliberación entre Nacho y yo, pedimos a Adil que nos lleve a otro restaurante en el que tengan carta aparte del menú y podamos elegir los platos que nos gusten. Nos lleva al Palais de Merinides donde además del menú también tienen una pequeña carta donde podemos elegir platos sueltos. Adil se despide de nosotros hasta después. Nos decidimos por un tajine de pollo con almendras y unas brochetas de ternera. Decir que ambos platos estaban buenísimos (por fin), pero realmente nos parecieron bastante escasos… Suerte que siempre tendremos las aceitunas del pincho y el pan, el cual puedes pedir de forma repetida sin que te cobren más. Pagamos 250 dirham por la comida. La más cara hasta ahora… Por lo que veo la cosa va en ascenso poco a poco. Quizás yo tenía un concepto equivocado de lo que serían los precios en Marruecos. Al finalizar, nos dan un té de menta cortesía de la casa.

    Aparece de nuevo Adil que andaba por la parte superior del restaurante, y nos lleva al barrio de los curtidores. ¡¡¡Por fin!!! Tengo muchas ganas de ver esa imagen. Para poder llegar a la típica estampa del barrio de los curtidores se accede a través de las distintas tiendas en las que venden los productos hechos con las pieles. Subimos a la terraza de una de ellas acompañados de un chico que trabaja en la tienda y que nos va a dar las explicaciones pertinentes. Antes de subir nos entrega un ramillete de menta pues dice que los colores son bastante molestos y podemos ponernos la menta debajo de la nariz para paliar un poco el olor. Cuando subimos a la terraza nos da una explicación a toda velocidad de los trámites para trabajar las pieles y nos indica que ya podemos bajar. Me quedo bastante decepcionada tanto por la explicación como por el hecho de que no veo los típicos colores que tenía en la mente y solo están las tinajas pero con colores neutros. El chico me explica que el tema de los colores depende de las semanas y que como ha sido la Fiesta del Cordero hace unas semanas, hay gente que todavía está de vacaciones por lo que el tema de los colores no está en su máximo apogeo.

    Salgo muy muy decepcionada y triste de la tienda ya que tenía muchas ganas de ver esta imagen. Se lo comento a Adil y me dice que, puesto que en el barrio de los curtidores hay un total tres curtidurías, podemos ir a otra si nos apetece. Acepto encantada y en esta las cosas ya cambian, puesto que las explicaciones nos las da el propio Adil y hay muchas más tinajas con más colores que, aunque no son muchísimos ni muy intensos, me quitan la espinita que se me había creado. No llegamos a necesitar usar la menta, pues aunque huele regular, los olores no son muy intensos. Salgo súper contenta tras visitar esta tienda con su respectiva terraza.

    Seguimos dando una vuelta por las callejuelas y decido sacarle un tema a Adil que tenía en mente, puesto que había leído varias experiencias de turistas mujeres en la medina de Fez que se habían sentido manoseadas por hombres árabes, y por el momento no hemos sentido ni visto nada por el estilo. Le planteo la situación a Adil y, por una parte, me explica que eso sólo le ha ocurrido una vez con una mujer a la que hacía de guía, y que “esa gente que realiza los tocamientos está mal de la cabeza” pero, por otra parte, me dice que su experiencia y opinión es que “el 99,9% de las mujeres, sino el 100%, de las mujeres que vienen a Marruecos, vienen en busca de aventuras sexuales”, y que la mayoría de las mujeres a las que ha servido como guía querían tema con él y se le han insinuado, aún sabiendo que estaba casado. Al principio entiendo por supuesto que está de coña pero, indagando indagando, me voy dando cuenta de que me lo está diciendo totalmente en serio. Incluso se ofrece a enseñarme los mensajes de whatsapp en el que constan esas supuestas insinuaciones. Me dice que las mujeres solo por sonreír a un hombre árabe, ya le están dando pie de que quieren tema con él. Conozco lo suficiente de la cultura árabe para saber que esto puede ser muy habitual y que ya sabía dónde me estaba metiendo cuando decidí venir a Marruecos de vacaciones, pero me quedo completamente flipando de que alguien que supuestamente debería tener más mundo al haber estudiado en la universidad y trabajar con gente de un montón de culturas diferentes, tenga esta mentalidad. Me ofende muchísimo eso que me está diciendo pero está claro que si es lo que piensa, no lo va a cambiar porque le diga yo ahora algo, pero me mosqueo muchísimo y no quiero seguir hablando del tema. Me pregunta si lo entiendo y le digo que sí que entiendo lo que me está diciendo pero que no lo comparto para nada.

    A partir de aquí, por suerte, no nos queda mucho más por ver y al poco rato ya nos dirigimos a la salida. Tenemos que coger un taxi, puesto que Zaid ha llevado el coche a arreglar porque ayer nos saltó una piedra enorme de un camión y nos ha roto la luna. Montamos en uno de los famosos Petit taxi de Marruecos, que nos lleva de rally por Fez sin tener cinturones en la parte trasera… Qué bien…

    Llegamos al hotel a las 16.30 horas y me pongo a escribir todo lo transcurrido en el día hasta las 18 horas (he tardado más de una hora y media en escribir todo lo ocurrido durante el día de hoy, pero es que ha dado para mucho la cosa). Decir que si con el tema de la propina ya tenía un dilema antes de empezar la excursión, después de acabar la excursión no sabía lo que hacer, porque por una parte las explicaciones habían estado bien, pero por otra me había parecido fatal eso que me dijo. El caso es que yo llevaba 60 dirham en la mano durante todo el trayecto en taxi para dárselos pero, al mismo tiempo pensaba que si supuestamente esos 60 dirham le iban a parecer una ofensa por no superar los 100 dirham, más ofensa me había parecido a mí lo que me había dicho… El caso es que tuve la duda hasta el final y justo cuando nos despedimos en el riad y aún teniendo los 60 dirham en la mano, nos despedimos de él sin llegar a dárselos… La verdad es que no me apetecía nada.

    Tras este periodo de asueto, decidimos salir un rato hasta un hotel con vistas a la medina que nos había recomendado Adil. El caso es que no podemos ir en el 4×4 porque hoy, al ser domingo, el taller estaba cerrado y no nos pudieron arreglar el cristal, por lo que tendremos que ir en taxi. Proponemos a Zaid que se venga con nosotros si le apetece, pero dice que prefiere quedarse en el riad. Nos explica cómo coger el taxi y cómo llegar al hotel con las vistas. Además nos dice que él pagará los taxis cuando lleguemos, por no poder ir en el 4×4. El caso es que la teoría parece mucho más fácil que la práctica, porque cuando llegamos a la rotonda en la que se supone que está la parada de taxi, para empezar no hay ningún taxi y, para seguir, aunque nos ponemos a la cola detrás de las primeras personas, la gente que va llegando no sigue una cola y cada vez que viene un taxi se acercan corriendo para decir su dirección a ver si les puede llevar. El caso es que una vez que vamos pillando la dinámica, y tras echarnos unas buenas risas pensando que íbamos a pasar allí la tarde sin poder conseguir un taxi mientras todo el mundo de alrededor, que era marroquí, nos miraba y se reía de nuestros intentos, o eso pensábamos nosotros… ya nos ponemos las pilas. Sabiendo que como máximo recogen a tres en el taxi, cada vez que vemos un taxi en el que va una persona, nos acercamos también para decirle la dirección del hotel. Al final conseguimos un taxi vacío para nosotros solos. De nuevo tenemos que ir sin cinturón, más que nada, porque no hay. Es toda una aventura llegar hasta el hotel con vistas, ya que nos damos cuenta hasta qué punto nadie respeta ninguna norma, por ejemplo, la gente cruza por en medio de las rotondas, tranquilamente hablando con sus amigos, y los coches van sorteando peatones y coches como si de un videojuego se tratase. Tardamos unos 10 – 15 minutos en llegar y nos cuesta 10 dirham. El hotel se llama Hôtel Les Mérinides. Cuando llegamos nos damos cuenta de que quizás no vamos vestidos para el glamour del hotel, pero entramos sin problema y nadie nos dice nada. Nos cobran 30 dirham por cada refresco, pero merece la pena, ya que tiene unas vistas espectaculares de la medina.

    Tras estar un rato simplemente contemplando el paisaje, decidimos regresar de nuevo a nuestro riad. Para ello tenemos que coger otro Petit taxi. En esta ocasión conseguimos rápidamente que nos lleve un señor súper entrañable, con el que puedo ir practicando un poco de francés. Bieeeeen, ya era hora… ¡¡¡Qué ilusión!!! Nos cobra 10 dirham, pero le entregamos 20 y le decimos que se quede la vuelta, por lo que nos sonríe amablemente y nos dice unas cuantas cosas bonitas. Con lo poco que hemos tenido que pagar de taxis, le decimos a Zaid que no es necesario que nos lo devuelva lógicamente.

    De vuelta en nuestro riad, tras ducharnos, bajamos a cenar. Como inciso y consejo, comentar que al quitarme la sudadera me he arrancado el pendiente de cuajo, perdiendo la tuerca, que es transparente, pero para estos casos, siempre que viajo llevo una bolsita con tuercas de recambio.

    De nuevo tenemos menú para cenar. El primero es el mismo que el de ayer. A Nacho, como no le gusta la ensalada, decide pedir la sopa de verduras, aunque no sé para qué, porque tampoco le gusta la sopa de verduras y la acaba dejando entera. En este caso yo, que ya me lo sé, me pido la ensalada pero sin pepino y pimiento, con lo que disfruto un montón de mi primer plato. De segundo hemos pedido tajine de pollo y tajine de kafta, pero el chico que nos atiende se equivoca y en vez de traer el de kafta, nos trae el de ternera. Ambos están bien, sin más. De postre podemos repetir los mismos dulces de ayer (shebakiya) que están… ñaaaammm. Nuevamente no nos cobran el agua de la cena, pero en este caso porque el camarero no vuelve a aparecer cuando terminamos los postres, por lo que decidimos pagársela mañana, en caso de que nos la quieran cobrar. Tras cenar, vemos de nuevo a Zaid, que viene a departir un rato con nosotros. Como Nacho y él empiezan a hablar de rallys y de coches, yo decido subir a la habitación a finalizar el diario de hoy. Zaid nos dice que mañana nos iremos a las 9 de la mañana, con lo cual toca madrugar un poquito.

    Por cierto, que aunque durante la mayor parte del viaje aún no hemos pasado un calor excesivo, siento que tengo que beber cada dos por tres, porque me noto medio deshidratada la mitad del tiempo.

    GASTOS DEL DÍA

    • Tajines de recuerdo: 320
    • Entrada madrasa: 40
    • Comida: 250
    • Taxi: 10
    • Hôtel Les Mérinides: 60
    • Taxi + propina: 20

    TOTAL: 700 dirhams, unos 70 €.

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