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DE ASTURIAS A MALÉ EN AVIÓN: TODO LO QUE DEBES SABER PARA UN VIAJE PERFECTO
Viernes 14 de febrero de 2025 (San Valentín)
(INTRODUCCIÓN) / (DÍA SIGUIENTE)
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
Hoy pongo rumbo a Maldivas buscando cumplir uno de mis mayores sueños: nadar con delfines en libertad.
Antes de ponerme en marcha peso en casa el equipaje con mi báscula de mano. Este pequeño aparato fue todo un descubrimiento hace ya muchos años, cuando era un estrés llegar al aeropuerto y descubrir que habíamos superado los kilos permitidos. En esta ocasión el pesaje era solo orientativo porque aunque se supone que mi maleta de mano no podía superar los 7 kilos con Qatar Airways, la realidad es que pesaba 11,6. Lo bueno es que al viajar con compañías grandes como Iberia o Qatar, nunca miran (o esa era mi experiencia hasta el momento) para las dimensiones ni para el peso del equipaje de mano, y yo siempre exprimo esa circunstancia al máximo, jajajaja. (OJO porque a mis compañeros con Qatar Airways les obligaron a facturar la maleta de mano por superar los 7 kilos y porque solo podían subir a la cabina un bulto: o maleta de mano o mochila).
EN EL AEROPUERTO DE ASTURIAS
Salimos de casa a las siete de la mañana y mi chico me lleva en coche hasta el aeropuerto de Asturias, en nuestra breve celebración de San Valentín.
A pesar de que no voy a facturar, necesito acercarme al mostrador de Iberia porque desde su app solo he podido hacer el check-in de dos de los tres vuelos. El de Qatar a Maldivas he sido incapaz de realizarlo. Cuál será mi sorpresa cuando la azafata me confirma que el check-in de los tres vuelos está correctamente realizado, a pesar de que en la app sigue constando que el de Qatar está pendiente… Por suerte me imprime las tarjetas de embarque de todos los vuelos y yo me quedo más tranquila.
Es la segunda vez (después de mi viaje de siete días a La Gomera) que me voy de destino playero sin facturar maleta, solo con equipaje de cabina. Por ello el tema de pasar el control de equipajes siempre me crea mucha tensión, porque el tema de los líquidos (sobre todo de las cremas de sol) que puedo llevar a bordo es algo que también exprimo siempre al máximo, jajajaja. En esta ocasión la mayor parte de los botecitos con líquidos los llevo en la bolsita zipper permitida, que es lo único que pongo visible en la bandeja de control del equipaje, y el resto están desperdigados por la mochila. Algo muy bueno para mí del aeropuerto de Asturias es que suelen pasar bastante de estos temas, por lo que nadie me dice nada y yo respiro tranquila una vez superada esta “barrera”.
A la hora de embarcar con Iberia nadie se ha preocupado en mirar para el tamaño ni para el peso de mi equipaje de mano.
Las vistas que tengo desde el avión de Asturias nevada son pura fantasía.
ESCALA EN MADRID
Aterrizo en Madrid a las 10:20 horas, veinte minutos antes de lo previsto, en la terminal T4. Tengo por delante una escala en Barajas de casi cinco horas.
Sigo las indicaciones que me llevan al piso inferior en busca del tren gratuito que me conecta con la terminal T4-S, de donde sale mi vuelo.
Tras llegar a la nueva terminal, cincuenta minutos después de haber aterrizado, paso un rápido control de pasaportes, que no de equipajes, y luego me toca aguardar dos horas frente a las pantallas hasta que muestran mi puerta de embarque.
Durante la espera me encuentro con Paula, una de mis compañeras de viaje, que va en el mismo vuelo que yo. Me hace especial ilusión esta aventura porque sé que voy a convivir con un montón de personas maravillosas. Yo soy muy abierta y habladora y me encanta conocer gente nueva.
Estando ya en la puerta de embarque llaman a varios pasajeros por nombre y apellidos, entre ellos a mí, puesto que al haber llegado a Barajas en otro vuelo, debo mostrar nuevamente el pasaporte. Es allí donde me quedo alucinando porque siendo una compañía tan grande como Qatar, me dicen que debería haber facturado la maleta ya que no puedo viajar con dos bultos, aunque en este caso harán la vista gorda (y eso que no tienen ni idea de lo mucho que pesa tanto la maleta como la mochila). Por lo visto me toca facturar a la vuelta, pero eso ya no me preocupa…
EN EL AVIÓN
Adoro viajar. Lo único que me agobia de volar es tener que llevar las piernas plegadas como sardinas en lata. Por ello siempre que hacía viajes largos reservaba los asientos en salida de emergencia, pero los de la fila central, no los de los laterales, ya que en los míos podía poner la maleta de cabina a modo de reposapiés.
Las cosas han cambiado mucho y los precios han subido de forma desorbitada. En esta ocasión Qatar cobraba por los asientos que tanto me gustan hasta 133€ por vuelo, por lo que me tocó viajar con las piernas encogidas durante las seis horas y media que duró este segundo vuelo, rumbo a Doha (Qatar).
Por suerte nunca voy sin un plan B y siempre llevo mi reposapiés plegable. Se cuelga de la mesita del asiento delantero y por lo menos me permite llevar las piernas elevadas (aunque no estiradas), cosa que favorece en parte mi maltrecha circulación.
Al embarcar, sobre cada asiento encontramos:
Despegamos con veinte minutos de retraso y en Doha tengo una escala de solo una hora y media, así que espero que a lo largo del viaje el piloto recupere el tiempo perdido.
Durante el vuelo tenemos Wi-Fi gratis (por primera vez en mi vida). Además nos dan bebida y comida sin coste extra.
ESCALA EN DOHA (QATAR)
Aterrizamos en Qatar a las 23:45 hora local, con diez minutos de adelanto a pesar del retraso en el despegue. Tengo apenas una hora y media de escala y estoy un poco tensa.
A las 00:05 horas (veinte minutos después de haber aterrizado y cinco minutos después de haber bajado del avión) ya me encuentro en mi puerta de embarque, sin tener que haber pasado ningún control de pasaporte previo. (ATENCIÓN porque en la escala de la vuelta el procedimiento fue totalmente distinto y tuve que recorrer medio aeropuerto durante casi cuarenta minutos)
OJO porque fue tan corto el recorrido que tuve que hacer que no vi ninguna pantalla que indicase mi puerta de embarque. A pocos metros de entrar en el aeropuerto, por casualidad vi un mostrador que ponía Malé (capital de Maldivas) y resultó ser el mío. Tras mostrar mi billete y mi pasaporte, no me pusieron ningún inconveniente por el hecho de llevar maleta y mochila.
IMPORTANTE: yo no lo sabía pero en la app de Qatar, en el apartado de notificaciones (donde la campanita), indicaban cuál iba a ser mi puerta de embarque en Doha. El problema es que para acceder a esta información es necesario estar conectado a Internet.
CONSEJO: os recomiendo que nada más bajar del avión preguntéis ya a la primera azafata que encontréis, puesto que en mi caso por la menos, la puerta de embarque a Malé está justo al lado de la puerta en la que hemos desembarcado.
Aunque yo no he tenido que pasar ningún control de pasaportes, os daré un CONSEJO que para mí es vital, porque la diferencia entre llegar al control de pasaportes unos minutos antes o después puede suponer el perder o no un vuelo si tenéis una escala corta, además de pasar el control en pocos minutos o tener que esperar largas colas. Por ello yo siempre salgo del avión a toda velocidad, para adelantar al máximo número de personas posibles y así llegar de las primeras al control.
EN EL AVIÓN
A la una de la mañana ya estoy sentada nuevamente en el tercer y último avión del día. En este vuelo también nos ofrecen comida y bebida gratis, pero el Wi-Fi ya es de pago.
Por suerte mi mayor entretenimiento es dormir ya que aún quedan muchas horas para poder acostarme en una cama y necesito llegar a Maldivas con las pilas cargadas a tope. Nunca he podido dormitar en los aviones porque en cuanto me adormilo, se me cae la cabeza y me despierto. Por suerte para este viaje estrenaba uno de mis múltiples “cachivaches” pertenecientes a la lista de “mis productos imprescindibles a la hora de viajar”, que me sujeta la cabeza para que no se me caiga y, a pesar de lo aparatoso que pueda parecer, pude dormir varias horas seguidas, y eso es todo un éxito para mí.
Me despierta el mensaje por megafonía del piloto diciendo que queda menos de una hora para aterrizar, entre un mar de nubes algodonosas. Poco después y durante un breve instante múltiples islas rodeadas de agua turquesa y con redondas lagunas me dejan embelesada y boquiabierta mientras una sonrisa aflora a mis labios.
Me quedo un poco decepcionada porque pensé que esas vistas iban a durar mucho más. No sé si desde las ventanas del lado izquierdo del avión la visión habrá sido mejor… Tendré que probar ese lado en el viaje de vuelta, si es posible.
Sábado 15 de febrero de 2024
ATERRIZO EN MALDIVAS
Aterrizamos en el aeropuerto internacional de Velana a las 7:40 hora local.
Paso un rápido control de pasaportes donde apenas miran para el QR de mi Imuga (“declaración de salud”). En el post de la “Introducción” os contaba cómo obtenerlo.
A continuación debo pasar todo mi equipaje por una cinta para que me lo escaneen.
Me quedan por delante tres horas para rebozarme en crema de sol, cambiarme de ropa y entretenerme hasta mi encuentro a las 12 del mediodía con todo el grupo en la terraza del Burger King del aeropuerto.
Siguiendo las instrucciones que me enviaron, activo la itinerancia de datos así como la eSIM de Holafly, pero por el momento no tengo Internet. Debo conectarme a la Wi-Fi gratuita del aeropuerto y estar en chat con Holafly durante casi una hora para que me solventen la incidencia… (Una de mis compañeras me dijo más tarde que a ella la misma tarjeta se le activó automáticamente y no tuvo ningún problema de gestión)
Poco a poco nos vamos juntando los distintos integrantes que vamos a convivir los próximos siete días, conociéndonos y poniéndonos al día mientras docenas de pequeños barcos llegan al aeropuerto y se marchan sin cesar.
ENCUENTRO CON OBJETIVO EL AZUL
A las 12 horas nos encontramos con una parte del equipo de Objetivo El Azul (Lucía y los chicos de Barefoot), y ya estamos listos para embarcar. Tenemos por delante una horita hasta llegar a nuestra isla base: Fulidhoo.
El color del agua al poco de zarpar me deja alucinando, parece fluorescente… ¡Menudos colores más espectaculares! ¡¡¡Qué maravilla!!! ¡¡Buaaaahhh, la música suena a tope y yo llevo un subidón de adrenalina brutal!
Pero después del subidón viene bastante bajón y en el barco, con el adormecimiento que me provocan las olas, me entra un sueño mortal, jajaja.
LLEGADA A FULIDHOO
Llegamos a las 13 horas a Fulidhoo y me encuentro con estas imágenes que parecen sacadas del paraíso, y yo aún no me puedo creer que sea aquí donde voy a pasar los próximos siete días.
En el muelle nos recibe una adorable Alba dándonos abrazos a todos. Nos acompañan al hotel y asistimos a un briefing (reunión) en el que nos explican el funcionamiento que vamos a tener los próximos días. Además nos pasan un listado con las distintas actividades que se pueden hacer en la isla.
A continuación comemos todos juntos. De menú tenemos: espaguetis, arroz, pollo y ensalada.
Procedemos al sorteo de las habitaciones y a Marina y a mí (que hemos pedido estar juntas) nos toca la 202, una habitación en la segunda planta ¡¡¡con vistas!!!! ¡¡¡Menuda suerteeee!!! ¡¡¡Me encanta!!! Estamos en un paraíso absoluto…
PRIMERA PRÁCTICA DE SNORKEL
Tras deshacer el equipaje y descansar un rato, me pongo el “burkini” y el sombrero con protección solar que me tienen que refugiar del potente sol maldivo los próximos nueve días.
Quedamos con Alba a las 16:30 horas para asistir a una nueva sesión de briefing con nociones básicas sobre cómo hacer snorkel. Nos entrega el equipo de snorkel que estará en nuestro poder durante toda la semana, también para utilizarlo en nuestros ratos libres.
Yo no sabía previamente cómo se llamaba el lugar, pero nuestra primera inmersión la realizamos en la conocida como la “playa de las rayas” y, aunque no está 100% asegurado el verlas, nada más sumergirnos nos rodean once enorme rayas de más de dos metros de ancho. ¡¡¡Buahhhh!! ¡Menuda primera impresión, brutal! No contaba con ver nada interesante en esta primera práctica de snorkel pero por suerte varios de mis compañeros llevaban cámaras acuáticas y me han cedido muy amablemente sus vídeos.
Hemos estado practicando un buen rato, viendo múltiples y enormes peces y hasta me ha parecido ver a lo lejos un tiburón… ¡Qué fuerte todo!
OJO porque como el tiempo que íbamos a llevar las aletas iba a ser corto, Alba nos comentó que hoy no era imprescindible que pusiéramos calcetines para no rozarnos con las aletas pero yo, que tengo la piel muy sensible, me hice una herida que me duró toda la semana y acabó infectada al pasarme los días con el dedo mojado y lleno de arena. CONSEJO: así que mi recomendación es que os pongáis calcetines desde el primer día.
Salimos del agua a las 17:50 horas, agotadas pero muy satisfechas, directas a ver nuestro primer atardecer de la semana. Lástima que haya un poco de neblina… Eso y el vientecillo que nos hace pasar frío tras salir del agua, enturbia un poquito el momento.
Volvemos al hotel a ducharnos (tenemos toallas, jabón y champú por cortesía del hotel) y quedamos para cenar en el comedor a las 19:30 horas.
De menú tenemos: noodles, patata asada, pescado y ensalada.
Aprovechamos para pagar en efectivo (obligatorio) los 1.200€ restantes a Objetivo El Azul.
Tras la cena, varios de mis compañeros salen a recorrer la isla para tratar de ver a los tiburones nodriza y a las rayas que vienen cada noche atraídos por las luces del muelle. Yo prefiero irme a la cama pues llevo más de un día y medio sin dormir y quiero estar despejada para el resto del viaje.
GASTOS DEL DÍA
TOTAL: 1.200€
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losviajesdealifog
Enfermera 💉 y viajera 🛩️
🫡 Presidenta de la asociación @asturiastb
¡¡2️⃣2️⃣ países visitados y sumando!!
📩 losviajesdealifog@gmail.com
POSDATAS
Posdata 1: todos los puntos visitados a lo largo de este viaje están recogidos este mapa de «Maldivas«: ver mapa. Si pulsas desde tú MÓVIL en el link anterior se te pasarán mis iconos directamente a tu Google Maps.
Posdata 2: me encantaría que dejases un COMENTARIO con tu opinión sobre lo que has leído. ¡Venga, anímate! Siempre se agradece un buen feedback…