Usamos cookies para optimizar nuestro sitio web y nuestro servicio.
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.
El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu Proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.
2. DUBLÍN EN UN FIN DE SEMANA EXPRÉS – NOVEDADES
(ENTRADA ANTERIOR)
Del viernes 4 al lunes 7 de agosto de 2023
Puesto que en este diario tenéis toda la información necesaria para visitar Dublín en cinco días, en el post que estáis leyendo solo adjuntaré las cosas nuevas que no hicimos o no visitamos en mi escapada de abril.
TOMAR UN VUELO NOCTURNO DESDE ASTURIAS A DUBLÍN
Nuestro vuelo salió de Asturias a las 23.40 horas y aterrizó puntual en Dublín a las 00.30 horas. Recordar que en Irlanda tienen una hora menos, al igual que en las islas Canarias.
Lo bueno de haber estado en Dublín hace solo cuatro meses es que ya me conocía el aeropuerto y, sobre todo, la ubicación de la parada de autobús del Aircoach, que es el que nos iba a conducir al centro de la ciudad. (Os voy adjuntando vídeos y fotos de mi escapada anterior)
Sabía que íbamos con el tiempo muy justo para coger el autobús de las 00.55 horas, pero como no me apetecía tener que esperar media hora para coger el de las 01.25 horas, recorrimos el aeropuerto a toda velocidad, con control de DNI incluido. Tardamos solo diez minutos desde que bajamos del avión hasta que nos subimos al bus de la línea 700.
CONSEJO: os recomiendo, sobre todo si llegáis en un vuelo nocturno, que saquéis las entradas online en su web con antelación porque nosotros llegamos con solo cuatro minutos de margen, y el autobús no espera. Además es más barato sacar los tickets online. Podéis mirar aquí los horarios del Aircoach.
CONSEJO: cuando el bus arranque os sugiero que estéis pendientes del Google Maps para saber en qué parada debéis bajaros (en nuestro caso era la tercera – O’Connell Street Gresham Hotel) puesto que, aunque el conductor indicó en voz alta dónde nos encontrábamos, yo no le entendí nada. Sigo opinando que los irlandeses tienen un inglés muy diferente del que estoy habituada a escuchar y me cuesta mucho entenderles.
ALOJARNOS EN UNA RESIDENCIA DE ESTUDIANTES
Cuando reservé el alojamiento, el Beckett House, y sabiendo que llegábamos a Dublín de madrugada, les pregunté en varias ocasiones si habría algún problema con el check-in y estas fueron sus respuestas:
Cuál sería mi sorpresa cuando a dos días del check-in y justo después de hacerme el cargo en la tarjeta y de finalizar el periodo de cancelación gratuita, me escribieron para decirme que el check-in a partir de las 22 horas consiste en ir a recoger las llaves a una tienda ubicada a quince minutos andando del alojamiento. Puesto que me negué en rotundo, la única alternativa que nos dieron fue pagar 50€ por las supuestas horas extra de un recepcionista que realmente se encontraba trabajando toda la noche al frente de la recepción. Como no queríamos andar de madrugada por Dublín con las maletas por zonas desconocidas, aceptamos muy a regañadientes el pagar esos 50€.
El Beckett House se encuentra a solo seiscientos metros andando de la parada del bus Aircoach. Tras entregarnos la recepcionista las llaves, nos acompañó a través de un auténtico laberinto de pasillos y puertas hasta llegar a nuestras tres habitaciones con sus respectivos baños, ubicadas en el séptimo y último piso. Parecía que estuviésemos alojados en una cárcel de máxima seguridad, jajaja. Fue surrealista la cantidad de puertas y botones que tuvimos que atravesar antes de poder llegar a las habitaciones.
El edificio se veía muy moderno, cuidado y colorido. Las instalaciones y zonas comunes tenían una pinta excelente con futbolines, gimnasio y hasta sala de cine.
Además las habitaciones eran coquetas y estaban limpias. El principal hándicap que vi es que no nos dejaron papel higiénico en ninguna de las tres habitaciones y que no había secador de pelo. Sí que teníamos ropa de cama, toallas, una pastilla de jabón y un bote de gel de treinta mililitros.
Estas eran las vistas desde la última planta, la nuestra. Lo malo es que las ventanas eran solo oscilantes por lo que únicamente permitían abrir una pequeña abertura en la parte superior.
Para el check-out, a las cuatro de la mañana, también pretendían que fuese hasta la tienda ubicada a quince minutos a pie para dejar las llaves, pero me negué en rotundo. Directamente cuando nos fuimos le dejé las llaves al recepcionista, sin que me pusiese problema ninguno.
Si no fuese por el problema del check-in y del check-out y que tuvimos que pedir el papel higiénico hasta en tres ocasiones, el alojamiento diría que está genial, aunque carísimo. Recordad que pagamos 1.081,20€ por tres habitaciones individuales cada una con su respectivo baño, tres noches.
BRUNCH EN EL ONE SOCIETY
Tanto el sábado como el domingo elegimos el One Society, ubicado a pocos metros del alojamiento, para hacer un buen desayuno – brunch.
CONSEJO – Solo os puedo recomendar que lleguéis lo antes posible porque:
El primer día pedimos, por 44,70€:
El segundo día elegimos, por 43,95€:
La comida estuvo rica y fue abundante, sobre todo los pancakes (14€), que eran una exageración. Además nos atendieron en español y todo el personal fue muy amable, por lo que recomiendo el lugar.
ESPECTÁCULO DE DANZA IRLANDESA EN EL GAIETY THEATRE
La finalidad de este mini viaje fue asistir al veinticinco aniversario del espectáculo Riverdance. No permiten sacar fotos ni vídeos del mismo pero solo os puedo decir que fue una auténtica maravilla que nos emocionó hasta lo más profundo. Lo visualizamos desde la tercera fila, pudiendo sentir el taconeo en nuestros cuerpos mientras veíamos saltar el sudor de los bailarines.
En este link podréis ver un poquito de qué os hablo.
Si tenéis la oportunidad de asistir a uno de sus espectáculos alguna vez en vuestras vidas solo os puedo recomendar que ¡no lo dudéis y compréis las entradas! No os decepcionará.
CENA EN THE HAIRY LEMON
Recomendados por Álvaro, nuestro guía del free tour (@paseandoporirlanda) fuimos a cenar a The Hairy Lemon («el limón peludo»).
Pedimos para compartir:
Con el pan (5€), una pinta de Guinness (6,40€) y el agua del grifo (gratis) pagamos un total de 60,40€.
El local era una auténtica pasada porque tenía un mogollón de salones, escaleras, recovecos y lugares que te encontrabas por sorpresa. Merece la pena ir a tomar algo y echar un vistazo.
TOMAR UNA CERVEZA EN O’NEILLS
Para ir a tomar algo nuevamente Álvaro, nuestro guía del free tour, nos recomendó O’Neills, al lado de la famosa estatua de Molly Mallone. Ya estaba en mi lista de tareas pendientes desde mi anterior visita a Dublín y esta vez no podíamos irnos sin dar una vuelta por allí. Lo llamativo de este local es que en la primera planta poseen cincuenta grifos de cerveza diferentes. Puedes catar un par de grifos gratis si se lo pides al camarero.
Al igual que os comentaba con The Hairy Lemon, O’Neills también tenía un montón de salas, escaleras y recovecos. Me resulta de lo más llamativo la distribución de los pubs en Dublín.
Además tiene espectáculo de música en directo todos los días, que puedes ver de forma gratuita. En nuestro caso había un chico que desafinaba bastante pero, solo por ver el local y el ambiente, la experiencia mereció la pena.
VISITANDO LA FÁBRICA DE CERVEZA GUINNESS, LA GUINNESS STOREHOUSE
Aunque visitar la fábrica de cerveza Guinness es una de las cosas más recomendadas por los blogs para hacer en Dublín, a mí no me llamaba nada la atención. Es más, la primera vez que fui a Dublín directamente pasé de esta actividad, pero en esta ocasión a mis padres les hacía ilusión ir, por lo que no había nada más que hablar.
Como ya habíamos comprado las entradas con antelación (os conté todos los trámites en la introducción), cosa que os recomiendo, nos dirigimos a la puerta de entrada a la hora estipulada, las 16.30 horas. Dan un margen de quince minutos por si se llega tarde.
Tras leer nuestro código QR, nos entregaron tres tickets válidos para una pinta de Guinness, una Guinness 0.0 o una bebida sin alcohol en su Gravity Bar (ubicado en la última planta).
Me hice con una audioguía en español por la que tuve que pagar 3€. Si vais más de una persona podéis adquirir solo una guía porque poniendo el volumen alto se escucha bastante decente. Mi CONSEJO es que si os decidís a visitar la fábrica, paguéis por la audioguía puesto que me resultó interesante y entretenida.
Nos encontramos con muchísima gente por todas partes lo que dificultaba enormemente el sacar alguna foto en condiciones, cosa que para mí siempre es un hándicap.
La fábrica posee siete plantas para visitar. En la planta baja además de la tienda de recuerdos nos encontramos con una exposición de botellines de cerveza, un par de rincones de lo más «instagrameables» donde a primera hora tuvimos que esperar una breve cola para sacar la foto pero que a última hora, antes de marchar, ya estaban vacíos, y una exposición sobre los cuatro únicos ingredientes de la cerveza Guinness: agua, cebada, lúpulo y levadura.
Fuimos recorriendo los diferentes pisos aprendiendo sobre la fabricación de la cerveza, los medios de transporte utilizados para su distribución, los barriles que emplean para almacenarla, los anuncios de cerveza Guinness desde los inicios hasta la actualidad, e incluso accedimos a una sala donde nos explicaban cómo catar la cerveza y nos dieron un pequeño vaso para probarla. Teniendo en cuenta que a mí no me gusta la cerveza, no es que lo disfrutase especialmente. Había leído recomendaciones de que aunque no te gustase la cerveza, la visita a la Guinness Storehouse merecía muchísimo la pena. Tengo que decir que mi opinión es diferente y que me aburrí un poco…
En la penúltima planta tienen un bar donde plasman tu cara sobre la espuma de la cerveza (Stoutie), previo pago de 8€. Nosotros esta visita nos la saltamos y fuimos directos a la última planta, donde se ubica el Gravity Bar.
Con respecto al Gravity Bar, entre que estaba abarrotadísimo de gente degustando sus pintas gratuitas, siendo bastante difícil encontrar una silla libre, que tenían el aire acondicionado exageradísimamente frío y que, aunque es cierto que tienen vistas de 360 grados, el día se había puesto bastante grisáceo y muchos de los edificios que nos rodeaban estaban en obras cubiertos de andamios, no cumplió con mis expectativas.
Nosotros fuimos dando un tranquilo paseo desde nuestro hotel hasta la Guinness Storehouse. En caso de que no os apetezca ir caminando, tenéis la parada James’s Luas Stop de la línea roja del tranvía, a diez minutos andando. Recordad que en Dublín conducen por la izquierda, como en Inglaterra, por si os surge la duda, como nos ocurrió a nosotros, el tranvía que nos llevará de vuelta al centro es el que indica: «Chuig Conghaile nó losta na Rinne» o «Towards Connolly or The Point».
TOMAR UN VUELO NOCTURNO DESDE DUBLÍN HASTA ASTURIAS
Nuestro vuelo salía a las 8.15 horas y, sabiendo que en el control de seguridad del aeropuerto son un tanto pejigueros, preferimos ir con tiempo de sobra. Pusimos el despertador a las cuatro de la mañana. Cuarenta y cinco minutos después nos encontrábamos en la parada del autobús Aircoach ubicada en O’Connell Street Upper, enfrente de donde nos dejó el bus la madrugada del sábado (adjunto fotos de mi escapada anterior a Dublín).
Me sorprendió mucho el hecho de que cuando llegó el bus, puntual a las cinco de la mañana, estaba casi lleno. Menos mal que ya teníamos nuestros billetes comprados. CONSEJO: comprad vuestros billetes online con antelación para no quedaros en tierra.
Tardamos veinticinco minutos en llegar a la terminal 1 del aeropuerto de Dublín. Subimos a la segunda planta que es donde se encuentra la zona de salidas. Puesto que no teníamos que facturar maletas, nos dirigimos a mano izquierda directamente para pasar el control de seguridad. Ya sabíamos por nuestra primera visita a Irlanda que en este aeropuerto son muy estrictos con el tema de los líquidos, entregando a muchos de los pasajeros una bolsa con cierre zipper minúscula (19 x 21,5 cm) en la que deben meter todo su contenido y además cerrarla. Por suerte nosotros ya veníamos precavidos a este respecto. Tardamos una hora y quince minutos desde que montamos en el autobús hasta que nos encontramos delante de la puerta de embarque, donde esperamos congelados de frío porque tenían el aire acondicionado a tope, y eso que en la calle no hacía nada de calor. Un sinsentido, vamos…
GASTOS DEL VIAJE
TOTAL DEL VIAJE (3 noches – 3 personas): 2.256,82€. Una absoluta barbaridad por solo dos días en Dublín…
En la última entrada del diario de abril os dejo un resumen con mis opiniones, puntos imprescindibles, presupuesto final, etc… para ayudaros a organizar vuestra propia escapada a Dublín.
POSDATAS
Posdata 1: todos los puntos visitados a lo largo de este viaje están recogidos en este mapa. Para poder utilizarlos basta con pinchar en el enlace azul de «mapa», NO en el propio mapa.
Posdata 2: todas las fotos están hechas con mi móvil Samsung Galaxy S22 ultra sin ningún tipo de filtro o retoque, todas en modo normal o en modo gran angular.
Posdata 3: me encantaría que dejases un COMENTARIO con tu opinión sobre lo que has leído. ¡Venga, anímate! Siempre se agradece un buen feedback…
SIGUE TODAS MIS AVENTURAS EN INSTAGRAM