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13. LA HABANA VIEJA (parte 2)
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ÍNDICE
Sábado 5 de mayo de 2018
TRINIDAD
De nuevo suena el despertador a las 6.40 horas… Yuhuuuu… Nos tienen el desayuno preparado, tal y como les habíamos pedido. Nos entregan los sándwiches que habíamos encargado, uno de atún y otro de jamón y queso (4,5 CUC).
El taxista se presenta a las 7 horas y Jorge le manda dar la vuelta hasta las 8 horas, que es cuando habíamos quedado. Cerramos las maletas y nos despedimos de Jorge que ha sido un magnífico anfitrión, siempre muy amable y atento a cualquier cosa que pudiésemos necesitar. Además insisto en que su casa es una pasada, llena de colores y terrazas que aparecen cuando menos te lo esperas. Totalmente recomendable alojarse en esta casa.
A las 8 en punto de nuevo aparece el taxista. Trae un Peugeot 405 (no es una van), que no parece que haya pasado una guerra como el de ayer, pero que tampoco se ve especialmente moderno y que para variar, no lleva cinturones de seguridad detrás.
Viene con nosotras una pareja cubana, fornida. Ella va delante, pero mi madre, el chico y yo vamos detrás bien juntos, a 110 km/h, por una carretera comarcal adelantando camiones, buses, carros de caballos y sin cinturones… No sé si llegaremos a acabar el diario tal y como vamos y teniendo en cuenta que nos quedan unas horitas de viaje.
Por cierto que ayer el taxista dijo que máximo podían ser cuatro personas en el taxi y hoy somos cinco sin problema pasando por delante de controles de la policía… Por lo que está claro que ayer nos engañó, aunque hubiésemos cogido el taxi igualmente, pero bueno, el detalle está ahí…
No lo había comentado anteriormente pero en Cuba se pasan todos los trayectos adelantando sin muchos miramientos, aunque no tengan una buena visibilidad de lo que puede venir. Pese a ello suelen ser todos muy cordiales y nunca hemos oído un pitido en plan mal, aunque sí que van pitando siempre a modo de aviso, por ejemplo cuando van a adelantar a bicicletas, carros de tirados por caballos, cuando creen que alguien va a salir a la carretera y no les está viendo… Pero como digo, siempre es todo muy cordial y nunca nadie se enfada, aunque sea porque viene un coche adelantando y parece que nos lo vamos a comer, solo se apartan un poco y listo. Es como un baile en el que todos están coordinados.
A las 10.15 horas paramos en la gasolinera del km 141, casualmente en la misma que paramos a la ida con Yuniel y Alberto. Hay dos baños diferentes. El que nos recomendó Yuniel el otro día, que está mirando hacia el bar a mano derecha, es el que usamos, que está impecable aunque tenemos que dejar la voluntad al salir (1 CUC); los otros (a mano izquierda mirando hacia el bar) no deben estar muy limpios por lo que hemos oído.
LA HABANA
A las 12 en punto llegamos aeropuerto de La Habana para dejar a la pareja que viaja con nosotras.
Aunque el Maps.me dice que tardaremos trece minutos hasta Casa de Raquel, la verdad es que hay un tráfico horrible y caótico, aunque aprovechamos para ver Centro Habana, que no la conocíamos. Hay muchísima gente, la mayoría de ella de color.
Por fin llegamos a la casa a las 12.45 horas. Pagamos los 30 CUC por persona y tocamos al timbre. Esta vez no hay ningún hombre que nos pueda ayudar con las maletas así que entre cuatro mujeres conseguimos subirlas todas sin incidentes. Tenemos reservada la misma habitación del otro día.
Nuestra primera parada es la tienda estatal de al lado de la casa para comprar agua. Está cerrada porque están haciendo obra en el interior. Aún así nos atienden pero me quieren cobrar la botella de 1,5 litros a 1 CUC en vez de a 0,70. Cuando le digo que ese no es el precio, me indica como que me está haciendo un favor ya que la tienda está cerrada. Creo que me está estafando pero lo que hago es comprar una botella en vez de dos. Al llegar a casa de Raquel para dejar el agua me confirma que nos ha estafado, aunque por 0,30 no llegará la sangre al río.
Iniciamos nuestra ruta. La idea inicial es parar en el Dos Pelotas donde cenamos la primera noche, para comprar unas bebidas y comer los sándwiches que traemos en el Malecón. Como empieza a llover, tras preguntar si no les importa decidimos comer los sándwiches en el propio Dos Pelotas comprando las consumiciones, pero cuando veo en la carta mi arroz frito, con lo que me había gustado no me puedo resistir y me pido una ración (ya merendaré los sándwiches). Lo malo es que hoy no tenían brotes de soja y los tuvieron que sustituir por col por lo que ya no está tan tan rico, aunque me devoro gran parte igualmente. A la hora de pagar (7,5 CUC), lo hago en las dos monedas para deshacerme de los CUP, ya que aún me quedan y no los he necesitado en todo el viaje.
Después de una breve puesta al día con el wifi, damos un paseo por el Malecón y el Paseo del Prado,
pero hace un bochorno horrible (hay una humedad del 89%) que nos agota las energías, además de llover un poco de vez en cuando, por lo que a las 15.30 horas ya estamos de nuevo en casa de Raquel para descansar un poco.
A las 18.30 horas iniciamos de nuevo el tour. Como la casa de Raquel está tan céntrica, llegamos andando en cinco minutos a los sitios más típicos. Rodeamos el Museo de la Revolución, pasamos por El Floridita, y llegamos al Parque Central. Aquí vemos una procesión de coches clásicos pitando sin parar, cada uno con una pareja en su interior.
Preguntamos y por lo visto se trata de un grupo muy grande de turistas que ha contratado todos esos coches. Los pasajeros van súper engalanados, ellas con taconazos, y parece que tienen contratado personal con cámaras y vídeos. Contamos más de veinte coches seguidos, todos con ánimo festivo. Menudo ambientazo que hay en ese parque…
Por cierto que como los coches en general no pasan una ITV como la de España ni nada que se le parezca, hay una contaminación horrible y chupamos humo de tubo de escape sin parar… Es lo único que me disgusta un montón de Cuba, sobre todo de La Habana, porque hay zonas por las que prácticamente no se puede respirar.
Del Parque Central enlazamos con el Paseo del Prado, que está a continuación. Nuestra idea es parar un taxi colectivo que nos lleve justo hasta el otro lado del túnel que hay que atravesar para llegar a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Solo se puede llegar de dos formas:
Paramos cuatro taxis usando la técnica del autostop, señalando la dirección a la que queremos ir.
Todos nos dan el precio de 5 CUC por lo que acabamos cogiéndolo por ese precio. Nuestro taxi… qué decir, parece que ha pasado dos guerras, madre mía, completamente roto y agujereado…
Nos daba hasta la risa cuando al bajar del taxi casi nos quedamos con la puerta en la mano. Nada más pasar el túnel se encuentra el Castillo de los Tres Reyes del Morro, con espectaculares vistas a la Habana y al atardecer.
A unos cientos de metros más allá se encuentra la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, que es donde tiene lugar la ceremonia del cañonazo. Antes de entrar (y pagar) nos dirigimos justo hasta su extremo para observar el atardecer. Desde este lugar se ve gran parte del Malecón. El atardecer se nos trunca porque hay un montón de nubes, pero no pasa nada porque las nubes en Cuba son espectaculares, siempre con un montón de formas y colores maravillosos, que permiten unas fotos de revista.
(CONSEJO) Recomiendo traer algo de abrigo porque la zona es muy abierta y sopla un viento que refresca en exceso.
Tras un rato observando el paisaje decidimos que no nos apetece entrar a la fortaleza, ya que aún falta un buen rato hasta el cañonazo y no creemos que sea muy interesante en realidad, por lo que nos acercamos hasta el Castillo de los Tres Reyes del Morro para ver las vistas y luego volvemos a hacer autostop allí delante para conseguir el taxi de vuelta. El primero que para, un coche clásico rojo, nos pide 8 CUC por llevarnos hasta la Calle Obispo. Le decimos que o cinco o nada. Intenta bajar hasta 6 pero acaba aceptando los cinco. Casi llegando ya a la Calle Obispo le pedimos que nos deje por allí, ya que hay un transatlántico enorme.
Después de unas cuantas fotos nos dirigimos a la Calle Obispo, que fue donde estuvimos el primer día y que Alberto nos dijo que era la calle central de La Habana Vieja. Hay mucho ambiente y un montón de bares y restaurantes. Nos dirigimos a uno que tenía seleccionado como uno de los que más me habían gustado de TripAdvisor: el Van Van. ¡Acertamos de pleno! El sitio es una pasada por su decoración (no dejar de visitarlo hasta el fondo, baños incluidos).
Hay música en directo y mucho ambiente. La carta es muy pequeñita.
Pedimos la ropa vieja con arroz blanco y ensalada (8 CUC). Una ración fue de sobra para las dos. Estaba buena. Sabía parecida a la carne guisada (otras veces se parece más a carrilleras). Pagamos por la comida y dos consumiciones 11,4 CUC.
A las 21 horas mientras estamos cenando, oímos el cañonazo. Como para haber seguido por allí… Qué pereza…
Después de cenar vamos caminando a la casa tranquilamente y en 10 minutos ya estamos allí.
Duchita y para la cama. Hoy es nuestra última noche en Cuba… Qué penita… ¡¡¡Me ha encantado el viaje!!! Hemos visto paisajes espectaculares, muchos animales, pueblos preciosos, conocido a gente que vale la pena…
GASTOS DEL DÍA
– Sándwiches: 4,5
– Propina baño gasolinera: 1
– Transporte colectivo a La Habana: 60
– Agua 1,5 l; 1
– Comida Dos Pelotas: 7,5
– Taxi a la Fortaleza: 5
– Taxi de vuelta: 5
– Cena Van Van: 11,4
– Casa particular Raquel: 35
TOTAL – 130,4 CUC (≈ 118€)